La semana pasada fui a escuchar/ver la ópera El barbero de Sevilla de Rossini al Teatro Baluarte de Pamplona. Cantaba un amigo mío en el coro (el arquitecto, profesor, cantante y otras muchas cosas más Luis Miguel Alonso Najera) y siempre que podemos vamos a verle cuando actua. Y esta vez nos fue posible observarlo entre el coro de sevillanos que acompaña toda la trama de esta opera bufa italiana.

Se trataba de un montaje ya realizado por casi el mismo equipo para el Teatro Real de Madrid en el 2005. Y digo que casi el mismo equipo, pues en aquel montaje, por ejemplo, cantaba el gran Juan Diego Florez y en este no. Pero por lo demás, las direcciones musicales y escénicas de Antonio Pirolli y Emilio Sagi, a pesar de los cambios en el elenco, garantizaban la esencial identidad entre el montaje del Teatro Real y el del Teatro Baluarte.

Yo no había estado nunca en el Baluarte y me pareció un teatro presuntamente funcional, por sus formas geométricas puras, pero incomodo para el espectador (que más vale que tenga buena forma física, pues todo en ese teatro está lejísimos) y no muy agradecido con los artístas (estos se quejan de una acústica muy mejorable).

Sea como fuere, yo disfruté mucho con un Barbero moderno, escénicamente impactante, pero extremadamente respetuoso con el espíritu original de la obra del genio de Pesaro y, sobre todo, musicalmente bello.

Con una escenografía deslumbrante, imaginativa, de vanguardia, pero a la vez respetuosa con el clasicismo ... en fin, puede que la mejor escenografia que he visto en mi vida.

Con una Maria Bayo cantando esplendidamente. Y tiene su aquel que yo la alabe, pues no es precisamente santo de mi devoción. Pero la navarra estuvo genial en su propia tierra. Cosa no siempre fácil. Su Rosina esta a ala altura de las mejores. Y para acabar de decirlo todo, la semana previa a ir al Baluarte estuve escuchando una versión de 1956 del Barbero con la Callas de Rosina. Y escuchar a la Bayo de Rosina no desmereció lo que yo había esuchado días antes. Vamos que la Bayo estuvo sembrada.

Del resto del elenco, más que correcto en general, destacaría al tenor Jose Manuel Zapata que, a mi juicio, defendió de forma más que solvente el papel del Conde de Almavira y que tiene el encargo de volver a defender este papel nada más y nada menos que en el Metropolitan de New York este verano. Le deseo toda la suerte del mundo para alcanzar allí también el triunfo.

Como me ha pasado siempre, disfruté mucho más con el primer que con el segundo acto de la opera. Y la representación se me hizo un pelín larga (quizás fuese el cansancio, pues fue un día entre semana). Pero la belleza desbordante de la mayor parte de los compases del primer acto lo compensa todo: cansancio, bajada de interés del segundo acto ... A todo el que no se haya acercado aún a esta obra del compositor de Pesaro os recomiendo que lo hagáis, pues este Barbero de Sevilla o La inutil precaución (que ambos títulos tuvo desde 1816) es, sin duda, una de las obras cumbres de la lírica mundial.

Por poner algún pero a la representación, la obertura (conocidísima, bella, rotunda, sublime ...) sonó algo hueca. El problema no fue la orquesta, probablemente más que correcta, sino la desmesura entre el tamaño de la orquesta y el mastodóntico auditorio. No era problema de falta de maestría de los músicos, sino de falta de empaque, tamaño y trapio de la configuración de la orquesta. Pero, en general, durante toda la ópera, esta deficiencia se hizo poco evidente.

La prensa habló algo, poco, de esta deslumbrante representación. Os dejo algunos de sus comentarios: 1, 2 y 3.

(las fotos son de Rossini, Maria Bayo, Jose Manuel Zapata y el montaje de la ópera respectivamente).

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