El fin de semana pasado vi en el Festival de Cine de Donosti la película sueca Om Jag Vänder Mig Om, dentro del ciclo de cine nórdico Fiebre Helada.

El criterio que utilizamos para escoger esta película mis amigos y yo fue claro: era la única película para la que quedaban entradas disponible el pasado sábado en el festival en Donosti. A pesar de lo anterior y lejos de lo que me ha ocurrido otras veces en festivales (ves unos pestiños de padre y muy selor mío), vimos una extraordinaria película.

Este Daybreak del guionista y director Björn Runge es una delicada película sobre los contornos de la locura y de todas las miserias vitales que puede producir la vida en el Occidente opulento. Y digo delicada porque a pesar de los dramas que se ven en la película, que amenazan con varias ordalías de sangre, todo se reconduce medio segundo antes de explotar.

Un obrero que no ve a su familia y tiene que trabajar largas horas en casas de clientes tarados que no le pagan mientras su mujer se echa canas al aire y su hija se adentra en el mundo del sexo a los 15 años. Una divorciada que no acepta su divorcio y la felicidad de su ex, que revende las drogas que le prescriben en su terapia psiquiátrica y coquetea en exceso con la violencia y la paranoia. Un cirujano infiel que ha perdido el control sobre su afectividad, su trabajo, su familia, su entorno. Todo ello narrado filmicamente de manera lechosa, triste, con un frio que cala hasta los huesos. Además con bastantes toques subrrealistas. Y tratando siempre con ternura hacia unos personajes que, en muchas ocasiones, merecen muy poco respeto. Y ahí es donde creo que reside la clave de esta película. Habla de vidas infelices en contextos materiales que deberían dar pie a cierta felicidad. Habla de personajes alieandos, hasta cierto punto ausentes, gente a la que la vida le lleva en vez de conducirla ellos. Pero la ternura siempre está ahi. Por lo tanto, a pesar de bastante tristeza, miserias y problemas la película acaba siendo vitalmente optimista.

En fin, una película muy recomendable, poderosa desde el punto de vista visual, narrativo, vital, filosófico.

PD: Suecia no aparece en la película como el lugar más disfrutable del mundo. Los personajes se tiran toda la pleícula hablando lo de los viajes realizados o por realizar a los sures del planeta. Prueba inequívoca de lo "durillos" que deben ser allí los rigores del clima.

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