Ahora que se han acabado las huelgas de transportistas, ganaderos, agricultores y pescadores y que la prensa dejará de ocuparse del tema, lanzo un par de grupos de preguntas que me han rondado por la cabeza:

• Si España transporta siete de cada diez mercancías por carretera, ¿no estamos haciendo algo mal? ¿Porque esa dependencia de la carretera y el petróleo? Cuando el petróleo siga encareciéndose como consecuencia de su mayor coste de extracción, menor EROI (Energy Return On Investment -mide cuanta energía hay que utilizar para producir un barril de petróleo desde el lado positivo: cual es el saldo neto de energía disponible por barril; hemos pasado del 99% hace años a menos del 90%) o desaparición, ¿vamos a subvencionarlo a determinados colectivos desde el erario público hasta hundirnos todos juntos? ¿No sería mejor sacar buena parte del transporte de la carretera al tren? ¿No sería necesario que Euskadi, España y la UE busquen alternativas energéticas al petróleo y las usen como ventajas competitivas -dado que no tenemos casi petróleo y que la geopolítica del petróleo no nos es muy favorable que digamos-?
• Los pescadores, agricultores y ganaderos se quejan, además del precio del petróleo y de los intermediarios, de que recibamos importaciones de alimentos de otros países. ¿Debemos entender que nosotros podemos vender todo tipo de productos y servicios en todo el mundo, pero los demás no pueden vender aquí? ¡Que liberalización del comercio más rara! ¿No vamos a permitir que los agricultores, ganaderos y pescadores africanos, americanos y asiáticos se ganen la vida? No queremos que vengan como inmigrantes, pero tampoco queremos que nos vendan sus productos ¿que es lo que queremos entonces, volver a los tiempos del colonialismo?

Son preguntas. No tengo respuestas. Quizás me falten informaciones. Pero, si alguien se anima, me gustaría intercambiar puntos de vista sobre estos temas.

En la plaza del Arca de Vitoria-Gasteiz, este viernes 18 de mayo, como parte de la campaña electoral de Ezker Batua Berdeak - Aralar, hemos repartido productos de comercio justo, además de, y esto es lo importante, hacer un llamamiento a toda Vitoria y Álava para que reforcemos el papel del Ayuntamiento y la Diputación de cara a favorecer a los pueblos que viven en zonas de conflicto y empobrecidas.

Los compañeros y compañeras de Ezker Batua-Berdeak y de Aralar hemos propuesto que se hagan todos los esfuerzos municipales y forales necesarios para ayudar a cumplir con los objetivos de la Declaración del Milenio de las Naciones Unidas.

Para ello, sería necesario incrementar los recursos económicos y humanos del Servicio  de Cooperación. Los programas de cooperación municipales y forales deben contemplar los objetivos de igualdad, educación, salud y desarrollo sostenible de los pueblos desfavorecidos. Además, creemos que es necesario crear nuevos cauces para mejorar la coordinación de la política de cooperación al desarrollo junto al Gobierno Vasco y la Diputación Foral. 

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