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eduardo galeano

  • DESOLADAS VENAS ABIERTAS QUE QUIZÁS SE VAN CERRANDO ...

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    Hace unos meses leí LAS VENAS ABIERTAS DE AMÉRICA LATINA (1971) de Eduardo Galeano y EL RÍO DE LA DESOLACION. UN VIAJE POR EL AMAZONAS (2004) de Javier Reverte. El libro de Galeano era un ensayo que me debía a mi mismo hace tiempo y el de viajes de Reverte es uno más de los muchos que he leído de este autor (en este blog ya hablé hace algún tiempo de "El corazón de Ulises" su libro de viajes por la Magna Grecia, el lugar donde empezó casi todo). La casualidad hizo que leyese estas dos obras seguidas, sin darme cuenta de que eran dos libros hermanos, o al menos primos, pues trataban, en el fondo, sobre la dignidad humana en tierras americanas ayer, hoy y en el futuro.

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    Desconozco las ideas políticas de Javier Reverte (a veces participar como tertuliano en programas de televisión y no me ha parecido, ni de lejos, una persona extremada por la izquierda). Por el contrario, las ideas políticas de Galeano son bien conocidas, pues él es uno de los intelectuales de más peso mundial de eso que hoy llamamos altermundismo.

    El libro de Javier Reverte es un libro de viajes, aunque al estilo Reverte. Se narra un viaje que el autor ha realizado en una fecha concreta, pero se aprovecha para comentar la historia y la literatura que el autor ha leído antes, durante y a veces justo después del viaje. Tenemos, por tanto, un viaje físico y otro intelectual que Reverte comparte con sus lectores. Siempre me ha parecido que Reverte combina adecuadamente erudición y humanidad al hablar de los sitios y las personas que visita. Hace que el viaje te interese, pero también hace que te interesen la suerte pasada, presente y futura de las personas y la naturaleza que visita. Y en este libro Reverte transmite, por encima de todo, tristeza. Tristeza al ver la riqueza que la madre naturaleza ha dado a la América Amazónica y la miseria que han sufrido y sufren la mayor parte de sus pobladores. Una tristeza antropopesimista que Reverte transmite con su prosa sencilla, culta, humana y efectiva.

    El libro de Eduardo Galeano es un ensayo (economía, sociología, política, historia, etc), ya clásico, que en parte ha quedado anticuado, que contiene algunos errores técnicos (según me cuentan amigos académicos zurdos), pero que sigue siendo extraordinariamente válido para conocer la génesis causal de la desigualdad en América Latina. Quien no lo haya leído y esté interesado en América Latina o en la justicia social, tiene ante sí un magnífico ensayo con el que aprender, disfrutar, indignarse y quizás pertrecharse para la acción socio-política. Además, estamos ante un ensayo bella y elegantemente escrito que te atrapa desde su primera página y que no puedes soltar hasta la última. 

    Los dos libros, por diferentes que parezcan, me dejaron el mismo cuerpo. Una sensación de profunda tristeza que te golpea al leer como ha vivido y vive la mayor parte de la gente en una de las zonas más rizas y bendecidas por la naturaleza del mundo, todo ello a mayor beneficio de los imperios coloniales del pasado y el presente.

    Desde que se escribieron estos dos libros, políticamente en América Latina han pasado muchas cosas en la esfera social y política. Los protagonistas de muchas de ellas (Lula, Bachelet, Kirchner-Fernandez, Cháves, Correa, Morales, etc) apelan directamente a la lucha contra la desigualdad como verdadero centro de su acción de gobierno. Algunos de ellos incluso citan a Galeano y regalan "Las venas abierta de América Latina" siempre que pueden (vg. Cháves a Obama). Aunque América Latina sigue siendo un lugar brutalmente injusto (la ONU maneja un indicador para catalogar a los países como muy desiguales: el 1% de la población más rica controla al menos el 20% del PIB de un país, umbral que casi todos los países de la región superan, incluido por cierto los EE.UU -24%), aunque aún quedan muchas cosas por hacer, aunque aún hay un debate en torno a la ruptura o la reforma, aunque sigue habiendo mucha corrupción e ineficiencia burocrática, aunque los enemigos de la justicia social son muy poderosos ... puede que los desolados rios y las abiertas venas estén hoy un poco menos desolados y algo menos abiertas.

    Sea como fuere, entre la tristeza que transmiten los dos libros que comento y la esperanza que quieren transmitir la mayor parte de los nuevos dirigentes latinoamericanos, debería quedarme con lo segundo. Por mero optimismo vital. Pero como la tarea es hercúlea y no se puede enmendar en quinientos días lo que se ha destrozado en quinientos años no dejo de sentir esa tristeza.