Hace unos días la revista Time ha decidido que el personaje del año 2006 soy yo (entre otros muchos). La prestigiosa revista norteamericana ha decidido que el protagonista del año 2006 son, somos, los internautas que hemos impulsado la revolución de internet para llevarla a lo que hoy llamamos web 2.0 (es decir, las utilidades que permiten que los usuarios de internet seamos a la vez emisores de contenidos y nos comuniquemos entre nosotros -blogs, youtube, myspace, icios, technorati, meneame, etc). Sin pretender enmendarle la plana a Time yo voy a nombrar mi personaje del año.
Mi personaje del año no es ni la persona más loable del planeta, ni la mayor contribución al desarrollo humano, ni el ser humano que más deba ser imitado, pero a mi su actitud me ha parecido la más notable de este año.
Grigori Perelman, después de resolver el teorema de Poincare, ha rechazado la medalla Fields de las matematicas (el equivalente al Premio Nobel en esta materia). Su actitud causó cierto revuelo en el estio, páramo yermo en los medios de comunciación, y después no se volvió a hablar del caballero.
A mi su actitud me pareció notable, no digo que loable, pero si notable: resuelve un teorema que llevaba más de un siglo planteado y no resuelto, le dan el "nobel" de la disciplina y un pastón, lo rechaza todo y sigue fuera de la vida académica y laboral en la que tiene miles de suculentas ofertas.
Esta especie de anacoreta científico me parece que es una persona que lleva sus convicciones hasta sus ultimas consecuencias y esto, en los tiempos que corren, es una evidente rareza. A la vez que digo esto, también espero que ponga su descomunal talento al servicio de la humanidad. Pero lo que si ha demostrado este Perelman es que, además de un genio, es una persona coherente con su propia forma de ver las cosas.
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Comentarios
También Bush ha llevado sus convicciones hasta las últimas consecuencias...
Cinismos aparte, coincido en que la actitud de mi cuasi tocayo es notable, y yo diría también que loable: en una época en que todo, incluidas las matemáticas, va perdiendo romanticismo, él sigue investigando por el placer de investigar