Ayer martes 6 de noviembre se produjo una cumbre entre demócratas de toda la vida: el guardían de los santos lugares del islam Abdullah bin Abdul Aziz Al Saud y su homólogo cristiano Benedicto XVI, nacido Joseph Alois Ratzinger.
Los dos mandatarios dirigen dos estados (Arabia Saudi y Ciudad del Vaticano) dificilmente encuadrables en la categoría de democracias (vease, por ejemplo, como entienden los DDHH en Arabia Saudi), a la vez dirigen, dos poderosas diplomacias y servicios secretos, uno de ellos nada en petroleo y ninguno de los dos ha ganado ni ganará nunca unas elecciones. Para los que tengan dudas, Ciudad del Vaticano se define a si misma como una teocracia divina y Arabia Saudi como una monarquia absoluta. Con dos bemosles. Sin complejos.
Eso si, esta foto no ha tenido ni la más mínima repercusión en la prensa, a pesar de que en ella posan dos de las personas que más hacen por pisotear los derechos de, entre otros muchos coletivos, mujeres y homosexuales. Algunas cosas les pueden separar, pero muchas les unen: una concepción fundamentalista de la vida y los derechos humanos. No hay tantas diferencias entre wahhabistas y fundamentalistas cristianos.
Aunque yo prefiero tener más cerca a los fundamentalistas cristianos que a los wahhabistas. Prefiero a mis hijos de puto. Supongo.
PD: como siempre digo, cuando toco temas cercanos a la religión, yo soy cristiano.
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