Hace ya algunos días asistí a un concierto de música clásica que, dentro del ciclo Taormina Arte, se celebró en el teatro griego de Taormina (Sicilia).
La Ensemble Archi del Teatro alla Scala con Giovanni Angeleri como violín solista y Gaetano Cuccio Pellegrini como director de la orquesta interpretaron las siguientes obras:
- Ottorino Respighi Antiche Danze ed Arie
- Luigi Boccherini Sinfonia in re magg. G. 490
- Wolfgang Amadeus Mozart Eine Kleine Nachtmusik
- Antonio Vivaldi Le Quattro Stagioni
El marco era, como se dice tópicamente, incomparable, pues el teatro griego de Taormina sigue siendo increible muchos siglos después de que fuese utilizado por los clásicos griegos para estrenar muchas de sus obras. Aun hoy puedes oir desde la parte más remota de las gradas como un músico mueve una hoja de su cuaderno abajo en el escenario. Y aún hoy el teatro sigue teniendo una tremenda magia.
Pero no estaba la noche en la que yo asistí destinada a ser grande. No demasiado público, una orquesta algo mecánica, un director que no me pareció que quisiera pasar esa noche a la historia y un solista increiblemente bueno, eso no puedo negarlo, que sin embargo no conseguía empastar con la orquesta, el programa o la noche.
Este decepcionante concierto, tiene entre sus "activos" el haber tocado un Mozart que ni emocionaba ni era divertido y, sobre todo, haberse cascado una versión verista de Las Cuatro Estaciones de Vivaldi francamente insoprotable. Yo estaba de vacaciones, muy descansado y la mar de feliz. Así que me temo que no fue culpa mía el que el concierto me pareciese tal castaña.
Una tremenda decepción (que espero poder compensar en breve con otros conciertos).
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