El martes estuve en unas jornadas que sobre vivienda organiza la Fundación Jesus Maria de Leizaola. Unos ochenta jóvenes de público. Edades entre 20 y 27 años. Todos ellos estudiantes, la mayor parte estudiantes universitarios de económicas. Me tocó hablarles sobre el Plan Director de Vivienda 2006-2009 del que ya he comentado cosas en este blog.
La gente se durmió con mi exposición, lo que es normal pues yo estaba espeso, era después de comer y lo que les estaba contando era un ladrillo (nunca mejor dicho). Hasta aquí normal. Abrieron los organizadores turno de preguntas y nadie quiso preguntar nada. Hasta aquí también casi normal.
Después de varias preguntas de los organizadores dirigidas a mi, al final se animó una chica a preguntar y me dijo "la verdad es que todas estas cosas que estáis haciendo -vivienda protegida, parte en alquiler, movilización de vivienda vacía, alojamientos dotacionales en alquiler para jóvenes, rehabilitación, regeneración urbana, etc- va en la mala dirección, dejar de gastar el dinero en cosas que no valen para nada y construid casas de verdad para cuando yo quiera irme de casa (de momento estoy bien con mis padres, estudiando, trabajando y ahorrando) A LOS 32 AÑOS (la chica nos dijo que tenía 22 años)".
La verdad es que me quedé de piedra, pues alguién me decía a la cara que ella no se quiere emancipar (ni por 90 euros de alquiler al mes -que es un ejemplo que les puse de unos alojamientos dotacionales en Intxaurrndo Donostia-) y que dentro de 10 años, cuando le apetezca dejar a sus aitas, que entonces le demos una casa de verdad (supongo que ella por casa de verdad entiende vivienda protegida en propiedad que pueda descalificar en unos años para dar el pelotazo inmobiliario personal).
Solo les dije una cosa: la sociedad vasca tiene un problema grave, pues su juventud se emancipa por términos medio sobre los 30 años (cuando en el resto de la UE esta edad es muchisimo mas baja) y unos no se emancipan porque no pueden (precariedad laboral y precios de la vivienda libre), pero por lo que se ve también otros no se emancipan porque no les da la gana renunciar a nada del confort que se tiene en casa de los padres. Una sociedad que contiene semejante conjunto de valores sociales es una sociedad sin iniciativa, sin empuje, sin nueva savia.
Me fui de allí con muy mal rollo. Pero esto lo que había allí en ese momento. No digo que esta anécdota represente a toda la juventud vasca. De hecho no lo creo, pero tampoco me parece que esta forma de pensar sea marciana al conjunto de dicha juventud. Entre los jóvenes y en relación a la vivienda algunos más que jóvenes parecen bebes de pecho que no son capaces de alejarse ni un milimetro de sus aitas. Y si esta es la gente que más empuje tiene o debe tener, quizás tengamos como sociedad algún problema.
Aclaraciones del blogger:
- yo quiero mucho a mis padres, me gusta estar con ellos, pero ello no obsta para que desde los 20 años ansiase tener un proyecto vital propio (me fuí de casa con 24)
- si me podéis enviar ejemplos de lo contrario, de jóvenes vascos con brio, me ayudaría mucho a levantar mi moral social
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