El municipio de Rivas Vaciamadrid (60.000 habitantes) gobernado por IU-CM, pone en marcha el ‘Banco del tiempo’, una servicio público donde hombres y mujeres pueden intercambiar servicios, conocimientos y habilidades de forma gratuita con una sola premisa: la solidaridad y la buena vecindad. Por ejemplo: una persona se ofrece a dar masajes o realizar reparaciones técnicas a cambio de que otro ciudadano le corresponda con una contraprestación: clases de idiomas u asesoramiento legal o fiscal. Así se ofrecen oportunidades para que la gente se conozca y confíe en los demás para resolver necesidades de la vida cotidiana.
El Ayuntamiento y la asociación Salud y Familia son los precursores de esta iniciativa, que forma parte de la iniciativa europea Equal ‘Entre Cronos y Ceres, conciliando en el tiempo y en el espacio’. En Rivas, la asociación Intertiempo será la encargada de gestionar el ‘Banco del tiempo’.
El menú del ‘Banco del tiempo’ es variado: bricolaje, cuidado del cuerpo y salud, clases deportivas, tareas domésticas, informática... hasta donde alcance la imaginación de sus usuarios. “Nos parece que es una excelente idea para modificar actitudes y revalorizar el trabajo de ámbito doméstico, repartiéndolo de una manera más equitativa e igualitaria entre mujeres y hombres”, subraya la concejala de Mujer, Yolanda Martín-Alameda.
Si el euro o el dólar son las unidades monetarias de los sistemas financieros de Europa o EEUU, en el Banco del Tiempo lo es la hora, porque el tiempo es la principal riqueza. Cada persona adscrita al servicio dispone de un talonario de tiempo, donde se anotan sus movimientos bancarios: las horas empleadas a favor de otra persona y las recibidas de otro ciudadano. Cada tres meses, el Banco remite un estado de la cuenta corriente. En principio, no se puede acumular una diferencia de diez horas entre el tiempo que se da y el que se recibe.
La idea, explican sus promotores, es promover intercambios entre las personas adultas dispuestas a compartir habilidades y conocimientos, rompiendo el aislamiento de la vida urbana. “Todos y todas tenemos cosas para ofrecer y pedir. ¿Por qué no ayudarnos mutuamente?”, se interroga Martín-Alameda.
OTRO MUNDO ES POSIBLE Y NO SIEMPRE HAY QUE IRSE A PORTO ALEGRE PARA VERLO
Comentarios
¡Muy interesante la iniciativa! Es una forma de ir construyendo una ciudadanía hacker. Sólo una pega, ¿no incurren en un exceso de regulación? No sé si es necesario fiscalizar el diferencial de horas a favor o en contra.
Muy bueno Alorza lo de la ciudadanía hacker. No lo había enfocado yo por ahí. Lo de regular los saldos de tiempo, supongo que será para darle seriedad al sistema en el momento de su inicio. ¿No?