A diferencia de la mayor parte de los partidos políticos, nosotros, la coalición Ezker Batua-Berdeak Aralar , hablamos de impuestos en campaña electoral. Frente al vicio de casi todos de prometer lo imposible y además hacerlo no subiendo o bajando los impuestos, nosotros somos claros y defendemos recuperar una fiscalidad justa (paga más impuestos el que más tiene y después recibe más prestaciones sociales el que más las necesita, con el objetivo último de eliminar las desigualdades en la sociedad y el objetivo intermedio de garantizar la igualdad de oportunidades).
Ayer domingo, Ezker Batua y Aralar hemos celebrado un acto electoral en la Plaza de las Desamparadas de Vitoria-Gasteiz y planteamos nuestras propuestas sobre fiscalidad.
Para la coalición, es necesario recuperar una fiscalidad más justa, bajo los principios de suficiencia financiera y proporcionalidad. Según ha avanzado el candidato a la Diputación Foral de Álava, José Miguel Fernández, “la fiscalidad es la base fundamental para poder articular una adecuada política social”.
Fernández ha indicado que sin recursos económicos suficientes no hay posibilidad de financiar servicios públicos y garantizar los derechos sociales. “La recaudación de impuestos debe seguir el principio de proporcionalidad y capacidad económica”.
Ezker Batua y Aralar entiende que son necesarios recursos suficientes para garantizar el Estado de Bienestar, con servicios universales, accesibles y con un empleo digno. “Sólo con la reciente rebaja de la cuota del impuesto de sociedades (en Alava) hemos perdido un tercio del presupuesto del Instituto Foral de Bienestar Social”.
En opinión de Fernández, acabar con las listas de espera en las residencias significa que “debemos contar con los recursos financieros suficientes, por eso, si seguimos bajando el impuesto de sociedades no podremos conseguir los recursos económicos necesarios para lograr listas de espera 0 en las residencias”.
Por otro lado, el candidato ha negado que bajando los impuestos a las grandes multinacionales se atraiga más empresas al Territorio Histórico de Álava ya que “la realidad ha demostrado que no podemos competir con Asia y con sus salarios bajos”.
En el acto electoral también ha participado el candidato a la alcaldía de Vitoria-Gasteiz. José Navas ha apostado por alcanzar un pacto fiscal municipal que priorice la cobertura de los servicios con criterios sociales y que garantice los recursos financieros propios para abordar nuevas inversiones.
Además, Navas ha defendido la necesidad de aplicar una política económica dirigida a la cohesión social en la que prime la máxima correspondencia entre los presupuestos municipales, su ejecución y el control y la racionalización de los gastos.
Vamos que no engañamos a nadie en campaña: Ezker Batua Berdeak Aralar apuesta por una fiscalidad fuerte, suficiente, progresiva y ecológica al servicio de unos servicios públicos universales que garanticen la dignidad e igualdad humanas y que nos pertrechen de mejor manera para tener un sistema económico productivo, equilibrado y sano (en general se olvida que las economías más eficientes, dinámicas e innovadoras del mundo -las escandinavas- se caracterizan por un sistema fiscal muy progresivo y por un Estado del Bienestar altamente avanzado, con lo que podemos y debemos defender la conexión entre impuestos, servicios públicos y desarrollo económico).
Technorati Tags: impuestos, fiscalidad justa, progresividad, impuestos directos, Ezker Batua Berdeak, Aralar
Comentarios
En materia fiscal y para complementar la información del BLOG me gustaría hacer referencia a un artículo de opinión publicado por el Diario de Noticias de Álava el 21 de Mayo del presente año:
RECAUDACIÓN Y PRECARIZACIÓN
por Igor Uriarte*
En las últimas décadas estamos asistiendo a una nueva ofensiva de recorte de derechos sociales y laborales a golpe de ley que está provocando un proceso de precarización de las condiciones vitales de la población. Y es que cada vez es más complicado acceder al uso y disfrute de una vivienda, no tenemos asegurados unos ingresos por encima del umbral de la pobreza -bien por renta de trabajo, prestaciones o pensiones- y es también más complicado ejercer una participación social activa, ya que se privatizan los servicios sociales.
Para garantizar estos derechos sociales sería necesario un reparto justo de la riqueza, una fiscalidad redistribuidora y unos presupuestos participativos que sin embargo no se dan. Concretamente en el caso del IRPF (una parte de la fiscalidad), en lugar de actuar como un instrumento redistributivo, está favoreciendo la acumulación de riqueza, la evasión y fraude de las rentas altas y se ha convertido en una parte más del proceso de precarización
Las rentas salariales tienen muy difícil defraudar a Hacienda, pero las de capital, profesionales y empresariales tienen toda una posibilidad de defraudar sin necesidad de saltarse la ley, ya que la misma permite operaciones de ingeniería fiscal para que estas rentas eludan parte de su aportación al bote común. Los asalariados sabemos muy bien que no podemos evadirnos del impuesto y que más del 85% de los ingresos públicos salen exclusivamente de nuestros bolsillos, a pesar de que la renta que nos distribuyen, vía salarios o prestaciones, es menos de la mitad del total de la riqueza generada. La conclusión es clara: pagan impuestos no quienes más ganan, sino los que no tienen capacidad para eludirlos.
Se estima que el fraude fiscal solo en la CAPV superó en 2005 los 7.000 millones de euros gracias a la ingeniería fiscal, al dinero negro, al fraude de ley y la complicidad de las instituciones en muchos casos. Sólo la eliminación del fraude fiscal permitiría duplicar todo el presupuesto de gastos sociales. Según los datos de la recaudación de las haciendas vascas de 2004, del total recaudado neto (después de las devoluciones) por IRPF, las rentas de trabajo pagaron el 91,12% del total de la recaudación, las rentas profesionales y empresariales el 4,5% y las rentas de capital el 3,44%, y las rentas de inmuebles 0,94%. Por cada 100 euros ingresados en la recaudación total, 85,73 habían sido abonados a través de las rentas de trabajo y el consumo (IVA). Las empresas vascas, que se llevan más de la mitad del PIB, aportaron 11,5 de cada 100, las grandes fortunas -a través del impuesto sobre el patrimonio-, 97 céntimos y el resto de la recaudación es residual.
Ésta es la justicia y equidad fiscal desarrollada por un sistema tributario que mima su Concierto Económico como máximo nivel de soberanía fiscal; para llegar hasta esta distribución de la carga, no era necesario este instrumento.
Este año han entrado en vigor las reformas de IRPF con bajadas de impuesto a las clases medias altas y del Impuesto de Sociedades desde el 32,5% hasta el 28%, lo que se manifestará en la declaración y en los presupuestos para el 2008.
Se traslada a la opinión pública que la carga fiscal es muy elevada y que hay que bajarla. Todas las reformas fiscales de los últimos 20 años han ido en esta dirección, recortar el impuesto a las rentas más altas (el tipo máximo en la primera ley de IRPF de 1979 era del 56% y ha ido disminuyendo en cada reforma fiscal hasta el 46%), más deducciones especiales y vacaciones fiscales , trato a favor según sea el origen de la renta, etc. Mientras, las rentas salariales han ido cargando con un mayor pago, ya que para los niveles de renta medios y bajos las reformas no sólo suponen un menor beneficio, sino que indirectamente acaban pagando más, ya que la pérdida de recaudación directa se traslada a los impuestos indirectos, como el IVA, hidrocarburos, electricidad, etc.
Tras la bajada de impuestos llega un ajuste presupuestario de recorte del gasto público que se suele centrar siempre en recortes sociales, que precisamente afectan directamente a la clase trabajadora, que como hemos visto, es la que paga los impuestos.
Con todo ello, urge tomar conciencia de la gran inequidad que encierra el sistema tributario vasco y movilizarse por un sistema más equitativo y realmente progresivo, dispuesto a acabar con el fraude de ley y con el que posibilita la ingeniería fiscal, además de una racionalización de las deducciones fiscales y un mayor control de la economía sumergida. Todo ello en aras de dotar al sistema público de recursos suficientes para un mayor desarrollo del gasto social, a la vez que posibilitaría asimismo una bajada efectiva del peso fiscal de las rentas salariales.
* Elkartzen
Aitor, muchas gracias por pasarte y, de nuevo intervenir en el blog. Se agradece la información que nos aportas que yo entiendo que es claramente convergente con el sentido de mi post.