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LOS JOVENES Y LA VIVIENDA: NI VAGOS NI PASOTAS

4 comments

Por su interés, reproduzco el siguiente artículo de opinión de Igor Mera Uriarte, técnico de vivienda del EGK-Consejo de la Juventud de Euskadi.

 

ac1f12595477b37c70a60e813e376bad.jpgNI VAGOS NI PASOTAS por Igor Mera Uriarte

Es relativamente habitual escuchar de nuestros mayores que las personas jóvenes de hoy en día vivimos mejor que nunca y que la realidad es que somos unos vagos que queremos que se nos dé todo hecho. De la misma manera, también hay un sector importante del mundo adulto que acusa a las personas jóvenes de poco contestarias, muy insertas en el sistema y poco preocupadas por las problemáticas sociales. No se trata, por nuestra parte, de entrar en un debate maximalista. En la realidad no existen apenas blancos ni negros, sino que el mundo está lleno de grises que reflejan, en su conjunto, la diversidad de opciones y modos de vida de las personas jóvenes. El ser joven no es reducible a una categoría sociológica. La persona joven se construye a sí misma desde sus opciones y capacidades dentro de un sistema socioeconómico que condiciona y limita el proceso.

La juventud vasca es una de las juventudes que menos y más tarde se emancipa en el conjunto de Europa. Obviamente, creemos que esto se debe a dos elementos estructurales: la precarización de las condiciones laborales y la vulneración del derecho a la vivienda. Desde el mundo adulto se nos contraargumenta diciendo que en su época las cosas tampoco eran fáciles, que tuvieron que trabajar mucho y que también tuvieron que hipotecarse y apretarse el cinturón mucho.

Las condiciones sociales, culturales y económicas en las que las personas que hoy somos jóvenes desarrollamos nuestras vidas poco tienen que ver con las que sufrió la generación de quienes fueron jóvenes en las décadas de los 70 y 80 del siglo pasado. De hecho, estos 30 años son el periodo histórico donde más cambios rápidos en la estructura profunda de la sociedad se han acumulado; transformaciones que, empezando por la organización de los estados y del sistema productivo, han terminado por moldear un nuevo sistema de valores y de identidades personales. Juzgar la realidad desde categorías pensadas para otro momento histórico no puede llevarnos más que a la frustración.

Entre los años 2003 y 2007 las dificultades de acceso a la vivienda de la juventud vasca han seguido incrementándose. Pese a los programas y políticas puestas en marcha, la intervención ha sido insuficiente. De hecho, el precio de las viviendas libres en la CAE se han incrementado un 42,7% en estos cuatro años mientras el aumento salarial percibido por las personas jóvenes ha sido sólo del 9,6%. El diferencial entre precios y salarios se ha seguido incrementando, situando en el 81% el porcentaje de recursos económicos que una persona joven debería dedicar al pago de su vivienda. En este mismo periodo, partíamos de un 34% de jóvenes entre 18 y 35 que habían emprendido un proyecto de autonomía residencial. Esta tasa se ha incrementado hasta el 41%, esto es, la tasa de emancipación residencial se ha incrementado un 21% en un periodo en el que las dificultades materiales se han recrudecido. ¿Se puede seguir acusando a la juventud vasca de no tener capacidad de sacrificio para construir sus proyectos de vida?

También desde el mundo adulto se ve a la juventud actual como una generación muy poco contestaria y muy poco involucrada en la lucha por la transformación social. La gente joven que trabajamos y militamos en movimientos sociales, sindicales, políticos y culturales de todo tipo también estamos preocupados por esta situación. Es mucho el trabajo que hay que hacer, y son pocos los efectivos de los que disponemos para hacerlo. La generación anterior vivió momentos históricos muy importantes (lucha antifranquista, primeras confrontaciones democráticas, duras luchas sindicales, surgimiento de los nuevos movimientos sociales...) donde no eran pocas las personas que vieron cerca el cambio de bases del sistema. Sin embargo, esa misma generación (y en ocasiones las mismas personas) ha tenido un papel determinante en la configuración del actual sistema. Durante 2006, por ejemplo, pudimos ver cómo la misma generación que en el 68 protagonizó una importante revolución cultural en el Estado francés fue la que lanzó a la Policía a reprimir las manifestaciones de las personas jóvenes en contra del contrato de primer empleo. El caso del Estado español es bastante parecido. Gentes y organizaciones que protagonizaron la resistencia antifranquista son quienes niegan y reprimen importantes manifestaciones y debates políticos (movimiento okupa, debate sobre la monarquía...).

Tratando de no caer en simplificaciones, creemos que no nos equivocamos mucho si decimos que desde la generación joven hay un alto grado de desconfianza hacia las instituciones creadas tras la transición y hacia las grandes organizaciones políticas y sindicales. Recelos derivados de ver cómo la mayor parte del mundo adulto ha abandonado las luchas y que la sociedad que nos han dejado supone, en muchas cosas, un paso atrás con respecto a la que había anteriormente. No se trata, no, de decir que todo tiempo pasado fue mejor ni de iniciar una guerra intergeneracional, sino de encontrar una explicación al hecho de que los movimientos más activos y novedosos se están generando fuera de las redes de influencia y muy alejados de los modos de funcionamiento de los movimientos tradicionales.

Este es el caso, por ejemplo, del movimiento en defensa del derecho a la vivienda. Un movimiento que en Euskal Herria nace en paralelo a las distintas dinámicas sociales que estaban abordando esas problemáticas (Plataforma Etxebizitza Guztiontzat!, Gazte Asanbladas, Gaztetxes...) y que en un escaso año y medio han conseguido asentar su funcionamiento y poner la problemática del acceso a la vivienda en primer plano de la agenda política. Grupos de gente que comienza a reunirse tras conocerse en las sentadas que espontánea o misteriosamente fueron convocadas por Internet, que se organizan asambleariamente y que construyen su propio discurso (Ke pasa kon la Kasa, Plataforma por una Vivienda Digna de Euskadi y Ciudadan@s por el Derecho a la Vivienda de Vitoria-Gasteiz...).

El futuro del derecho a la vivienda en la CAE nos lo estamos jugando en los próximos meses. En las semanas previas al verano se presentó el anteproyecto de ley, y tras las negociaciones en el tripartito se remitirá al Parlamento en los próximos meses. Si algo nos enseña el pasado es que quienes controlan el juego nunca han regalado nada y que todos y cada uno de los avances sociales han sido ganados a pulso por la sociedad civil. Éste es un momento que el conjunto de las organizaciones sociales y de las personas jóvenes no podemos desperdiciar. Es momento de crear sinergias, superar desconfianzas y encontrar modos de trabajo comunes que nos lleven a condicionar al máximo el debate político de cara a que la vivienda sea reconocida como lo que siempre debió ser, a saber, un derecho alejado de la lógica del mercado.

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Comentarios

  • Meneo va...

    http://meneame.net/story/ni-vagos-ni-pasotas-jovenes-vivienda

  • Gracias Fernando, aunque parece que todo lo que colgamos nosotros o está repetido, o es spam, o no se que leches. Eso con la de tonterias que hay que leer en sitios como meneame. ¿Que le vamos a hacer?

  • Eskerrik asko por reproducir el artículo aqui, aunque no sé de que nos acusaran. En fin, un saludo.

  • Igor M, supongo que nos pueden acusar de leer y escribir. Y tal y como están los tiempos, la acusación no es moco de pavo. Beti aurrera. Un abrazo.

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