Acabo de ver Fresas Salvajes de Ingmar Bergman.
La película, como toda la obra de este autor sueco, rezuma trascendencia, fatalismo, angustia vital, frialdad y soledad. Pero, yo no diría que estas fresas salvajes constituyen un menu fílmico estrictamente pesimista o triste. También hay mucha ternura en sus fotogramas.
Me ha dolido, pero lo he disfrutado mucho.
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Comentarios
Pues me alegro de que hayas disfrutado. Yo es que tengo un problema con las películas, y seguramente es fruto de la inmadurez y la impaciencia -dos de mis señas de identidad- y es que necesito que lo que veo sea positivo, alegre y que acabe bien. Así que, estoy bastante limitada en esto del cine...
En ese caso querida, Ingmar Bergman no es tu tipo. En absoluto. Un abrazo.