Acabo de merendarme un libro difícil de clasificar: Porca Memoria. Una aventura en comandita del periodista David de Jorge y el cocinero Hasier Etxeberria. Es un libro escrito por ristras, uno los capítulos pares y otro los impares, en el que van desgranado sus recuerdos de cocina, restaurantes, televisión, critica gastronómica, guias, proveedores, compañeros de profesión, literatura, jazz, viajes, cine, visitas ilustres y un largo etc de asuntos relacionados con su pasión por la comida/cocina.

Es un libro con el que no creo que hayan hecho mucho amigos dentro del mundillo de la cocina profesional, pues ponen a caldo a bastante gente (a unos con elegancia, a otros con virulencia y a muchos con cierta indiferencia). Pero si creo que habrán hecho buenas migas con la gente que no pertenecemos a ese mundillo, con la infanteria que, de vez en cuando, visitamos buenos (o no tan buenos) restaurantes y que, también de vez en cuando, nos lanzamos en casa a dar de comer a familia y amigos.

Me ha gustado el zumo que rezuma el libro. En sintesis: hay mucho pijerio en torno a la cocina vasca y española actual, no hace muchas décadas que curamos el hambre guerracivilista y ahora estamos queriendo se lo más de lo más en el relamido mundo de la novedad gastronómica. Frente a todo esto, sin apostolado, el periodista y el cocinero predican sencillez, producto de calidad, cocinar y comer en compañía de amigos y familia, saber apreciar lo barato bueno, saber mandar a la mierda lo caro malo, reverenciar la tradición, experimentar (sin tener reparo en volver a la reproducción de la tradición cuando el experimento ha salido mal), humildad, respeto al cliente y de este hacia el ejercito que trabaja para el en un restaurante y, en general, buen rollo.

Me ha recordado mucho a otro libro de gastronomía que tengo en muy alta estima en mi casa, Contra los groumets del maestro de muchas cosas Manuel Vazquez Montalban. Con estilos distintos y con métodos de escritura diferentes, los dos predican lo mismo: huye de las estrellas y busca la excelencia y la autenticidad (que no siempre se detecta por el precio). Manolo era marxista y eso hace que su prosa sea un poco más dificil de digerir, pero los dos libros van a los mismo: construyamos nuestra cultura gastronómica y alimenticia de una manera verdadera, basándola en cimientos sólidos y no nos dejemos deslumbrar por fatuos fuegos de artificio.

Lo dicho, este Porca Memoria me ha parecido un excelente libro y seguiré a sus autores en el blog que los mismos tienen: Glotonia.