Este viernes he visto, por fin, a Sonny Rollins, uno de los grandes del jazz de todos los tiempos.
Hace dos años Spainair me impidió verle en su debut en Mendizorroza. Este año no me podía permitir en lujo de no escucharle.
Sonny Rollins es uno de los pocos grandes del jazz aún vivos, aunque no por mucho tiempo pues tiene 77 años. Ha tocado con casi todos los grandes mitos del género. Y ahora él mismo es uno de ellos.
Cuando no toca parece Manuel Fraga (cojea, anda con mucha dificultad y se balancea ostensiblemente). Cuando empieza a tocar se convierte en un joven genio que abarca todos los matices. Virtuoso, juguetón, visionario, cálido, extraviado, romantico, brillante, irregular ...
Creo que como es un genio y ya es muy mayor todo el mundo le deja hacer lo que le de la gana en el escenario. Y él, sin duda, aprovecha esta libertad creativa.
Una intensa y agradable experiencia musical.
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