Hace unos días vi Seraphine de Martin Provost, película que narra la historia de Seraphine de Senlis, una pintora francesa del siglo pasado bastante peculiar: carecía de cualquier formación, tenía problemas de salud mental, trabajaba en lo que podía (fundamentalmente en el servicio doméstico), vivió casi toda su vida en la más absoluta miseria y pintaba porque los ángeles le decían que debía hacerlo. En 1912 fue descubierta por el marchante Wilhelm Uhde, pero su obra es más bien corta, puesto que hasta morir en el año 1942 estuvo mucho más tiempo ingresada en psiquiátricos que pintando en su casa.
Obviamente con esto mimbres, con esta extraordinaria historia, con este torrente de talento creativo incontrolable y contra natura, se debería poder hacer un buen guión y por lo tanto una buena película. Sin embargo, creo que este no ha sido el caso. El film es lento, descriptivo en exceso, muy bioépico, pero algo plano. Interesa mucho más el personaje que la película. Y eso, si hablamos de cine, no es bueno.
Una pena, pues la cosa podría haber sido mucho más interesante. Aunque hay mucha gente que no piensa como yo, pues la película ha tenido todo tipo de premios.
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