Sí que es una pena, sí. En Cartagena -calle Serreta- existía una pequeña y deliciosamente caótica librería: "Espartaco". Su pequeño escaparate era de madera a la vista más que vieja y repintada. Azul ducados. En él colgaba un insólito cartel escrito a mano que decía: "Hay sillas, puede sentarse y leer". Escaparate y letrero me atrajeron como un imán. En su interior un hombre de pelo espeso y cano se absorbía en su lectura. Mariano. Mucho perdió Cartagena cuando se nos marchó Mariano. ¿Qué sería de sus gatos?, me he preguntado alguna vez. Porque en aquella inolvidable libreria había gatos por doquier: arrullados sobre cojines en el mismo centro de la librería, en las esquinas... ¡Y hasta en las estanterías!.

A su muerte, amigos de Mariano intentaron continuar su obra. En el escaparate de la nueva Espartaco ubicada en otra calle, un similar letrero: "Puede entrar y leer" (algo parecido). Al fondo se comunicaba con una cafetería donde en ocasiones se daban conferencias, o música en directo. Allí mismo podías llevarte algún libro escogido y leerlo acompañado de un café.

Ya no existe. Se ha abierto en Cartagena un Corte Inglés. Que lástima. ¡Pero qué lástima!.


Hoy ya está cerrada

Pues si Sigrid, aun a riesgo de que los internautas más jóvenes nos llamen nostalgicos, es un verdadero drama que las pequeñas islas de literatura, cultura, pensamiento y conocimiento vayan cerrando unas tras otras. Nos queda como consuelo el FNAC que es otra cosa, sin duda menos íntima, pero que tambien tiene sus ventajas innegables. Bueno, a nuestros nietos les podremos decir que en el siglo XX hubo unas tiendas que se llamaban librerias y que a muchos de nosotros nos hacían tener mariposas en el estomago y muchas ideas en la cabeza. No nos creeran, pero se dormirán con nosotros a pie de cama, contándoles esta "historia".

Un saludo desde Vitoria cartagenera (y sienteté en mi blog como en tu casa).