Hace unos días cumplió 50 años uno de los deportistas que mas feliz me ha hecho: Larry Bird. El comandó a los Celtics todos los ochenta y unos pocos años en los noventa (se retiró en 1992).
Era un jugardor atípico: blanco y del ámbito rural (frente a los negros de las grandes ciudades), lideraba el equipo histórico y aristócrata de la NBA (frente al show time glamouroso de los Lakers de Los Angeles) y, aunque parecía lento, no saltaba y no hacía nada perfecto ha sido sin duda uno de los más grandes, sino el más grande, gracias a unos fundamentos técnicos impresionantes, una capacidad táctica fuera de lo común, un tesón de acero, una entrega al resto de sus compañeros inusual en una estrella y una ambición desbordante.
Verle jugar era, sin más, alucinante. Gracias Larry por lo buenos momentos vividos.
Os dejo en video alguno de esos momentos: