Hace unos días acabé de leer LA PRESA del nobel japonés Kenzaburo Oé del que hace unos años leí Una cuestión personal (que me gustó mucho).
De La presa dice su editorial (Anagrama):
Cuando, en los días de la guerra del Pacífico, un avión enemigo se estrella en las montañas de una aldea de cazadores, los habitantes capturan al único superviviente, un soldado negro. En una aldea hundida en un valle, en mitad, de un bosque y aislada después de una durísima estación de las lluvias, cerrada la escuela, los niños descubren con la llegada del prisionero negro una realidad excepcional, entre el terror y el asombro.
La contemplación de lo desconocido se disfrazará de amaestramiento. Pero el narrador, uno de los niños que vigilaron a la presa extraordinaria, irá adivinando que los amaestrados son los que miran cada gesto del sorprendente soldado negro. El extraño altera el curso de los días repetidos: como si lo sagrado irrumpiera en la vida, y la transformara dotándola de un sentido nuevo.
En La presa, que obtuvo el prestigioso premio Akutagawa, y fue llevada al cine por Nagisha Oshima, cristalizaban algunas de las obsesiones constantes de la obra de su autor. Premiado con el Nobel un año antes del cincuenta aniversario de las explosiones de Hiroshima y Nagasaki, Kenzaburo Oé, miembro de una antigua familia samurai, ha escrito sus fábulas en una época de perturbación, en el Japón invadido, sin dioses, posterior a las bombas atómicas.
La presa, hermosa y perturbadora obra maestra, combina, con la visión de una realidad mutilada y desfigurada, la nostalgia de una geografía mítica. Aunque la envidia hacia un pasado que paradójicamente ofrece la posibilidad de una vida nueva, solo despierte ira frente a los viejos dioses caídos y los dioses falsos y recién llegados.
A mi muchas de sus páginas me han parecido dulces, bellas, evocadoras e iniciaticas. Pero otras han sido desgarradoras, crueles y brutales. Un libro muy de postguerra mundial del pasado siglo. Un relato que habla de la fina línea que hay entre lo mejor y lo peor del ser humano. Al parecer todos llevamos dentro un Hitler y un Gandhi a la vez. Y basculamos de uno a otro, casi sin transición y con no mucho control. Aunque supongo yo que todos somos responsables de lo que sacamos a pasear por ahí. Sea como fuere, literatura bella y profunda.
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Comentarios
Literatura bella y profunda, en efecto. El año pasado leí "Arrancad las semillas, fusilad a los niños" y "El grito silencioso", y me dejaron huella. Ahonda en lo que es el ser humano, nuestras grandezas y miserias. Su forma tan poética de narrar lo más desgarrador y cruel te llega al alma.
Para espíritus sensibles pero valientes.
Una sensación parecida experimenté con Yasunari Kawabata en "Lo bello y lo triste". Quizá me fascinen estas dualidades si son tales, o puede que todo sea uno, las dos caras de una misma moneda, y que no hay cara sin cruz.
Julia, gracias por las recomendaciones. Por tus comentarios, veo que lo hemos leído-vivido de formas muy parecidas.
Feliz navidad y próspero año nuevo
Zorionak eta urte berri on
Bon nadal i feliç any nou
Bo nadal e feliz aninovo