Acabo de leer Fahrenheit 451, obra de Ray Bradbury y sin perjuicio de no entender como no la he leído hasta ahora, debo reconocer haber sido golpeado por una oleada de "futurismo" redactada hace más de 50 años que sigue siendo plenamente vigente.
Aterrar pensar que ya en 1953 alguién adelantase que leer y pensar de forma crítica podría ser considerado algo socialmente peligroso en una sociedad anegada por mareas descontroladas de información, sobre todo visiual. En una sociedad en la que la televisión solo estaba despegando (recuerdo EEUU en 1953) alguién pensó en que bajo la televisión moderna y los futuro medios de comunicación se podía llegar a proscribir la lectura, el pensamiento, la dialectica y la crítica.
Supongo que no hemos llegado a este punto, pero, desgraciadamente, muchas de las conductas descritas por Bradbury pueden ser hoy vistas en nuestra sociedad, e incluso si somos sinceros en nosotros mismos.
Millones de jóvenes concectados a sus mp3 corriendo por las calles sin escuchar los ruidos y los olores que producen nuestras ciudadades y pueblos. Personas solas entre cientos de miles o millones de personas, sin lugares de encuentro, de diálogo, de reflexión, de pensamiento. Ya no hay tertulias en los bares (debo recordar que a finales del XIX y principios del XX eso es lo que ocurrían con mucha frecuencia en las cafeterias). Millones de personas pastando pienso catódico en los salones de sus casas, totalmente indiferentes a lo que les ocurre a otras personas en la calle, incluso indiferentes a lo que les ocurre a ellos mismos. Bibliotecas (donde las hay) casi vacias. Las librerias algo menos, pero en franca extinción. La sociedad del ocio, del ocio vacio, socialmente esteril, inconsciente. Baja afiliación a los partidos políticos y sindicatos (no digo que no se lo ganen a pulso). Muchas vacaciones y viajes, pero sin llegar a enterarnos de las realidades sociales y culturales que nos circundan. Soldados de los EEUU meando en un Corán delante de un prisionero desnudo y atado (todo ello filmado y colgado después en internet). Jóvenes que al licenciarse en la universidad se vanaglorian de no haber leído ni un solo libro en la carrera. Políticos forzados a meter mensajes sociales o políticos en los quince segundos que dura un corte de TV o radio. Programas de "debate" en las TV en las que las intervenciones solo pueden durar 59 segundos. El cine, la literatura y la música de calidad relegados en las programaciones de las TV en las que tienen presencia a horarios imposibles, horarios sin espectadores, mientras que la bazofia campa por doquier en los horarios practicables. Putin permite que se asesine (por ser suave) a periodistas críticas. Se invaden paises por parte de EEUU en busca de armas de destrucción masiva y acaba destruido todo menos el petroleo que decían no buscar. Ex generales del ejercito de los EEUU mienten en el Consejo de Seguridad de la ONU con millones de telespectadores en directo y no pasa nada.
En fin, no quiero seguir ... Pero me temo que Bradbury dio en 1953 en el clavo.
Por supuesto, conozco mucha gente que no corresponde a los patrones descritos en el párrafo anterior. Por supuesto que no creo que el mundo se encamina a tener cuerpos de bomberos que quemen libros. Por supuesto que creo que hay esperanza. Por supuesto que creo que debemos seguir luchando por un mundo mejor. Pero acojona leer a un Bradbury tan lúcido.
Y ¿porque coño no lo habré leído antes este libro?
(la foto es del autor Ray Bradbury)
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