Hace unos días vi una película THE FOUNTAINHEAD que es un clásico del cine por muchas razones. Una película con Gary Cooper por si misma puede ser ya un clásico. Si además la dirige King Vidor es claro que casi seguro que sea un clásico. Si hablamos de una película de 1949 que plantea la disyuntiva entre colectivismo e individualismo (estamos hablando del momento en que fragua la guerra fria y a pocos años de la derrota de los fascismos e imperislismos europeos y nipones) pues ya casi de forma irremediable estamos ante un clásico.
Para los arquitectos es tambien un clásico pues es una de las pocas películas que habla de arquitectos (la otra que se me ocurre es El vientre del arquitecto del fotografo, pintor y director de cine inglés Peter Greenaway) y que, según parece, de alguna manera rememora la vida de Frank Lloyd Wright, uno de los grandes arquitectos de la historia y desde luego un modernista que fue contra los moldes del neoclasicismo arquitectónico.
Sea como fuere, yo he disfrutado de esta película en cada uno de sus fotogramas. El film rezuma clasicismo visual, fílmico, musical, argumental ... Yo no suscribo la tesis central de la película (solo a través de los genios y mediante esfuerzos individuales avanza la humanidad; yo creo que los individuos que van a contracorriente y que están tocados por el genio ayudan al avance de la humanidad, pero que los grandes logros solo se consiguen y mantienen de forma colectiva), pero me parece una película de una profundidad y una relevancia fílmica tal que deba ser a must en la memoria visual de una personas aquejada de cinefilia.
Os dejo una de sus escenas más famosas (ya digo que no suscribo la tesis central de la película y además añado que el cine de juicios no me suele gustar, pero la escena merece la pena).
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