El mes pasado, caminando por el ensanche de Barcelona, esa deliciosa obra que debemos Ildefonso Cerdá, vi colgado del balcón de un segundo piso un letrero bien grande que decia RESPECT OUR DREAMS. Me pareció deliciosamente polisémico. Seguro que eran vecinos quejándose por la falta de silencio para dormir ante el jolgorio patrio y extranjero a altas horas de la noche. Cuasa con la que obviamente simpatizo, pues el ocio de unos debe poder respetar el sueño de otros. Sin embargo, a mi me parece que el cartel tenía un punto poético delicioso (no se hablaba de sueño sino de sueños).
RESPECT OUR DREAMS
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