Con motivo de la declaración del Lehendakari ante el TSJPV para responder ante la justicia por haberse reunido con dirigentes de Batasuna, de un post de Pablo en Hontza, así como de la posterior reacción de PNV, EA y EB exigiendo via manifestación ciudadana respeto a la figura del Lehendakari (que es citado a declarar ante un tribunal por hacer algo, a mi juicio, legal -hablar con unos ciudadanos que no han sido privados de sus derechos y que la justicia no considera que formen parte de una banda armada, pues si así fuera debería detenerlos- y que tambien ha hecho el Secretario General del PSE Patxi Lopez sin tener que enfrentarse a la jusiticia) he reflexionado mucho sobre lo que es y lo que debe ser la justicia. Incluso he estado releyendo una escrito mío de hace unos años (2003) sobre la justicia.
No voy a hcer comentario alguno sobre la actuación del TSJPV, el Gobierno Vasco o los partidos políticos en relación a la declaración del Lehendakari ante la justicia.
Simplemente os dejo este escrito mío y os confieso que a veces me da la sensación de que la justicia es uno de los servicios públicos que peor funciona en España, así como uno de los poderes que peor ha hecho la transición a la democracia y sin duda el que peor ha metabolizado el Estado de las CCAA.
Para los amantes de los ladrillos jurídicos, en este caso escrito además por un amateur, ahí va mi texto sobre la justicia .
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Comentarios
Respecto al texto sobre la justicia, la escuela de Frankfurt ya nos previno de las consecuencias de confundir justicia y derecho (¿recuerdas Billy Bud?) y en esta onda creo que si hablas de Kelsen y no te refieres al polémico pero gran jurista que fue Carl Schmitt dejas de la lado el interesantísimo debate entre normativismo y decisionismo: ¿de dónde emana el poder soberano para suspender el derecho? ¿se situa la decisión soberana al margen del orden pol´tico y jurídico? ¿la situación de excepción equivale a suspender el orden jurídico vigente? A pesar de las consecuencias pol´ticas que tuvieron las teorías de Schmitt, consiguió abrir una brecha frente al normativismo kelseniano, a la tradición positivista del derecho. Y creo que sigue de vigente actualidad, ¿no os da la sensación de que el estado de excepción es permanente? Bueno, perdona la intromisión, pero con el debate popular sobre el estado de derecho y la separación de poderes no puedo sino acordarme de Agamben, hemos pasado de un mundo sacralizado a un estado secularizado pero seguimos manteniendo los mismos absolutos. ¿profanamos?
wow, qué nivelón...;-)
oye fernando que yo también me parto leyendo a Houellebeq
En primer lugar ana, muchas gracias por un post de una altura intelectual más que notable. En segundo lugar, te lo digo con afecto, te agradecería que, como hacemos casi todos, en posteriores posts (que espero que haya) te identifiques con un email, web, blog, etc. A la gente que usáis mi blog es lo único que os pido como protocolo.
Entrando al tema. Yo no quiero confundir justicia con derecho. No es fácil diseccionar analíticamente ambos conceptos, pero yo creo que el derecho es el corpus jurídico que una sociedad democrática se da a si misma (en caso contrario no es derecho sino veste jurídica de la autocracia, plutocracia o dictadura de turno) y la justicia es la función del Estado que tiene que aplicar ese derecho a situaciones jurídicas intersubjetivas concretas, usando para ello como parámetro la ley y sus desarrollos reglamentarios pero también la Constitucion (que contiene además de normas, principios, valores, etc). Como tal, ni el Kelsen puro ni el Schmitt puro me sirven. Uno por normativista total y el otro por decisionista total. No niego que Schmitt (al igual que sus discipulos expresos o tácitos) es a a veces de un descarnamiento realista ciertamente aleccionador, pero creo que sus teorías no solo ayudaron al nazismo sino que hoy (sin decirlo expresamente) pueden estar ayudando a la destrucción del orden legal internacional que impulsan los neocons. Sin ser un experto en estos asuntos de teoría del derecho te diría que yo creo que el espanto que produjo la II Guerra Mundial y que nos trajo el Estado Social y Democrático de Derecho en Europa sigue siendo válido para impulsar una teoría del del derecho que, sin desconocer los límites de esta técnica social, aspire a poner límites a las fuerzas brutas, aspire a proteger a los menos favorecidos y aspire a construir un orden moral y teleológico más justo. No hay que desconocer la obra de Kelsen ni la de Schmitt, pero yo sinceramente prefiero seguir bebiendo en las fuentes de Herman Heller, Norberto Bobbio, Constantino Mortati, Peter Haberle, Manuel Garcia Pelayo o Elias Diaz. Aunque claro está, la obra de todos estos sabios hay que ser capaz de aplicarla en el globalizado siglo XXI.
Dicho todo lo anterior, respondo a todas tus dos preguntas directas: si, yo también tengo la sensación de vivir en un mundo de excepciones constantes (Guantanamo, los vuelos de la CIA, etc) y si por mi es, profanemos, esperando que la profanación intelectual sea fructífera y ayude a que el mundo sea un mejor lugar para la humanidad (presente y futura).
Te reitero las gracias por tu post preñado de erudición e inteligencia.
Pues si fernando mh un nivelon del carajo. Espero poder estar a la altura.