En Paraguay acaba de ganar las elecciones Fernando Lugo, obispo, próximo a la teoría de la liberación y según confesión suya "simpatizante del socialismo". Con su triunfo pone fin a 61 años de "limpias victorias electorales" del Partido Colorado.

Parece ser que, salvo excepciones muy contada,s en América Latina se escogen gobiernos de todo tipo, menos los de derechas al servicio del FMI y, BM (léase programas de ajuste social exigidos por los EE.UU). Reconozco no tener los suficientes elementos de juicio como para analizar la amplia panoplia de izquierdas hoy gobernantes en esa amplia zona del mundo y que no coinciden con mis naturales parámetros europeos de izquierda socialdemócrata o socialista alternativa (en ambos casos puede que conjuntada con el ecologismo y otros movimientos de liberación). Lo que sucede en la América que esta al sur del Rio Grande no lo sé analizar bien, más allá de que la gente se ha cansado de gobiernos corruptos, malas condiciones de vida, injusto reparto de la riqueza, oligarquías obscenas y mentiras en países que por lo general son muy ricos.

Pero bueno, no quería hablar de esto, sino de otra cosa que me ha parecido la mar de "graciosa". Cuando el obispo Lugo decidió ser candidato presidencial el Vaticano lo sancionó. En cuando se supo que iba a ser candidato se cito el artículo 285 del Código de Derecho Canónico (impide a los religiosos asumir cargos en los poderes del estado, tanto en el legislativo, como en el ejecutivo y el judicial) y se le hizo una "admonición canónica" para que no aceptase ser candidato electoral. Como fue candidato electoral se le sancionó. Creo que la sanción en febrero del 2007 consistió en una suspensión "a divinis", la pérdida de la condición de obispo de la localidad de San Pedro y la reducción en la jerarquía a cura.

Y ahora viene el chiste. El mismo día de la victoria electoral el presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya, Ignacio Gogorza, declaró que el Papa "va a encontrar una solución" para la situación del obispo, sancionado canónicamente por dedicarse a la política y a quien Roma va a otorgar ahora una dispensa.

¿No os parece sin más surrealista? Si se presente y pierde está sancionado. Pero si gana se le busco una dispensa. ¿No os parece que la jerarquía católica hace todo lo posible para que los cristianos nos sintamos lejanos a la Iglesia oficial? ¿No os parece desternillante?

Y una maldad final, ¿la Conferencia Episcopal Española -o la italiana- no está todos los días interviniendo en política -cosa que ya sabéis que yo defiendo, pues como un español más los religiosos tienen derechos políticos, otras cosa es que los limite la Iglesia, pero nunca el Estado-? ¿No les van a sancionar el Vaticano?

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