En los últimos meses he visitado dos casas-museo y un teatro-"museo" de tres artistas españoles ya fallecidos y ahora ascendidos a los altares de la posteridad, con diferentes niveles de notoriedad. Concretamente he visitado la casa-museo de Cesar Manrique en Taro de Tahíche (Lanzarote), la casa-museo de Jorge Oteiza en Alzuza (Navarra) y el teatro-museo de Dali en Figueres (Girona).
Estos tres grandes artistas gozan hoy de reputación mundial, aunque en diferentes círculos y de distintas maneras. Tres fundaciones trabajan por mantener viva y, en alguno de estos casos, en evolución sus legados. A mi los tres museos me transmitieron sensaciones muy distintas.
Cesar Manrique, su obra y su entorno me transmitieron muchas buenas vibraciones. Artista honesto, luminoso y alegre. No sé si la persona con más talento de su generación, pero desde luego un artista con capacidad de transmitir y llegar a quien observe su obra (el cuadro del principio de este post es suyo). Al menos, así fue conmigo. Artista que también fue ideólogo del despliegue turístico de Lanzarote (volvió a la isla en los 60 desde el Nueva York en el que triunfó). Manrique propuganaba ecología y turismo juntos de la mano para producir riqueza y empleo sin atacar el medio. Los políticos de la época le direon manos libres (cosa que aún no me explico) y toda la isla y los visitantes se lo agradecemos hoy. Artista social y afable que fue también el dinamizador absoluto de la vida cultura lanzaroteña y, en menor medida, la canaria. Artista venerado y querido por su pueblo como algo más que un artísta, una especie de dios benefactor y cercano. Creo que Cesar Manrique empleo bien su talento, fue feliz e hizo felices a muchas personas. Y hoy su fundación no solo mira al pasado para venerar la obra del lanzaroteño, sino que piensa en presente y futuro, hace pensar, polemiza, publica lo que piensan otros, trabaja en red en materia de arte, pero también de ecología, política, economía, etc. Cuando deje la isla (toda ella marcada para siempre por Manrique) le di mentalmente las gracias por todo lo que hizo y por el buen rollo que me transmitió.
No mucho después visité la casa-museo-fundación de Jorge Oteiza en Alzuza, un pueblecito navarro, hoy casi absorbido por la expansión urbanística de Pamplona. El de Orio me pareció un genio, un fuoriclasse del arte. Culto, huraño, honesto, extraordinariamente poco comercial, pedagogo, ideólogo, políticamente poco correcto, sabio, humilde a su manera, ermitaño, deslumbrante. Con sus esculturas en madera y metales y sus estudio de tizas (ensayos y estudios con tiza u otros materiales menores estudiaba las formas y el espacio hasta dar con su escultura y sus teorías sobre la misma) marcó uno de los caminos de la escultura que aún hoy siguen transitando muchos artistas. Trabajó, más que la materia, el aire, los encuentros geométricos de la materia y las disecciones del aire hechas por este. Contribuyó poderosamente a que la escultura mundial hiciese un periplo similar al de la pintura, de la representación fiel de la realidad a la expresión artística postrealista. Fue maestro de escultores, en parte de pintores, pero indudablemente de arquitectos. Rechazó todos los oropeles que los políticos le ofrecieron, criticó sin pelos en la lengua cosas que le parecieron aberrantes y siguió hasta la muerte fiel a su ideario: arte, solo arte y nada más que arte, en su doble vertiente de escultor y teórico/pedagogo/metafísico. Cuando deje Alzuza recuerdo que pense, ¡ ole tus huevos Jorge! Días después también sentí gratitud por una vida de honesto artista al servicio de solo del arte.
Finalmente hace unos días visité el teatro-"museo" de Salvador Dalí en Figueres. La indignación y repugancia que produjeron tanta frivolidad, superchería, soplapollez, superficalidad y tonteria aún me dura más de un mes después. Dalí tenía talento y mucho. Dali era de buena familia (hijo de notario gerundense) y siempre tuvo el viento a favor para todos sus proyectos académicos y artísticos. Dalí fue uno de los niños mimados de una generación de oro de artistas españoles que tuvieron éxito universal. Dalí lo tenía todo para ser un gran artista y, sin embargo, fue un superficial, comercial y presuntuoso artista que solo se guió por cuatro cosas: su descomunal ego, la fama, el dinero y los caprichos de su mujer. Resultado, no ha aportado nada a la historia del arte, aunque puede que tenga cierta relevancia en el mundo de la publicidad y la moda. Un fiasco. Un timo. Una desgracia. Cuando me marché de Figueres (y después de Cadaqués) pense ¿cuanto talento desaprovechado en post de marquesado de Pubol, la fama en los EE.UU y el dinero?
Sin embargo, para el gran público Dalí es un icono del arte del siglo XX, mientras que Manrique y Oteiza (la última foto es una de una de sus esculturas metafísicas) son venerados por públicos más minoritario, especializados o locales. Un verdadero drama. Pero ya se sabe, en España solemos promocionar mucho más y mucho mejor a los timadores que a las personas honestas y cabales. Y esto, parece ser que también ocurre en el mundo del arte.
Si he ofendido a alguien, pido disculpas. Dado que hablo de lo que no sé (arte) pido, en cualquier caso, disculpas.
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Comentarios
Un amigo vivió en Bilbao y me hizo conocer a Oteiza, de Manrique ni noticias, pero acá en Argentina eso pasa con otras novedades o informaciones de Europa, algunas llegan y otras no.
Dalí me ha parecido siempre un genio atrevido y según lo veo, marca una época, un rumbo. Sus cuadros se identifican desde lejos, tienen un plus, y eso, creo, es don natural.
He leido que le decían "ávida dollars" y que su mujer era una loca. Pero está su obra, que es lo que cuenta para el caso.
Por supuesto, va en gustos ( a mi curiosamente me gusta Miró y no Dalí). La originalidad en un artista, es casi siempre, lo que lo hace grande y esto es lo que tiene Dalí.
Martín, esta vez no compartimos puntos de vista. Pero no pasa nada.
Un saludo,
De vez en cuando entro en tu blog, no lo hago a menudo y cuando lo hago siento una especie de atracción y de rechazo. Pero eso es más largo. Hoy me he animado a escribir porque he leido "Casas y cosas de artistas" y siento una gran identificación. Viviria dichosa en la casa Cesar Manrique y en la de Oteiza y no lo haria en la de Dalí. Aunque si me enfundaría en uno de sus trajes imposibles y representaría con él una obra en su teatro.
Los tres son genios y no hay duda de ello(dedícale un poco más a su pintura) De niña solía jugar a descubrir cosas en los cuadros de Dalí. Y hoy seguro descubríria cosas que entonces no vi.
Los tres se mimetizaron con el su espacio. Lo que pasa es que a ti y a mi nos gusta más el espacio y la forma de vida de Manrique y de Oteiza. Admitimos más sus escentricidades que las de Dalí. Nos gusta más su visión del mundo y su pensamiento social. Agradecemos su arte compartido. Ese saber crear para el otro (entendiendo el otro como genero social y no como elite). Un lujo que escasea.
Natalia, yo creo que lo que rechazo de Dali es que era un artista al que no le interesaba el arte. No tengo un problema de que su cosmogonia, sino con su egoismo y su extrema comercialidad. Creo que no amaba el arte por el arte. Y creo que eso es lo que debe ser un artista. Puedo perfectamente estar equivocado de cabo a rabo en esto.
Sea como fuere, muchas gracias por aportarnos tu punto de vista.
Un saludo,
PD: si no es mucha curiosidad ¿porque mi blog te produce atracción y rechazo?