Acabo de leer Los paraísos artificiales de Charles Baudelaire. Es un ensayo sobre los efectos del hachis, el opio y el alcohol en los seres humanos. Me ha interesado, mucho más que por las consideraciones médicas o sociales del autor francés, por el estilo literario en sentido estricto de le poète maudit por antonomasia.
Reconozco que en ciertos pasajes se me ha hecho dura su lectura, un tanto pesada. Pero, de la misma manera, también os digo que su brillante prosa, en este caso puesta al servicio del ensayo, me ha parecido analítica y tremendamente imaginativa y evocadora a la vez. Algunas de las frases salidas de su pluma, son, sin más, increiblemente bellas. No sé si simbólicas o romanticas, pero si sé que eran ciertamente bellas.
Mi mujer dice que solo lee libros de gente muerta (a la que ella no mata previamen para poder leerlos, aclaro para los malpensados que simplemente espera al óbito). Yo no llego a tal grado de extremismo, pero si que disfruto de lo lindo con los clásicos, que como ya sabéis son esos autores tan reconocidos y famosos que casi nadie se molesta en leerlos.
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