Por mucho que el tópico diga que los programas electorales son documentos llenos de meras promesas hechas con el ánimo casi exclusivo de atraer votos y con poca o ninguna intención de cumplirlos, yo sigo pensando que los mismos marcan el horizonte axiológico (valores) y teleológico (fines), de nuestros políticos y electores. Por eso yo sigo leyendo programas, prestando especial atención a la parte de vivienda.
Comparto las impresiones que me ha causado la lectura de más de una docena de los que concurren a las urnas este próximo 24 de mayo.