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NEUROCIENCIAS Y RESPONSABILIDAD JURIDICA

4 comments
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Hace ya algún tiempo que vengo hablando de neurociencias y responsabilidad jurídica con algunas personas de mi entorno completamente ajenas al mundo del derecho. Su tesis fundamental es que la ciencia está ya capacitada para establecer algunas de las bases físicas y químicas del funcionamiento del cerebro (in fine, del comportamiento humano) y que eso debe influir sobre los mecanismos de atribución de responsabilidad jurídica.

A mi la idea no me escandaliza. Los humanos somos pura química y no me parece extraño que algunos comportamientos se puedan explicar total o parcialmente en función de determinadas particularidades físicas o químicas del funcionamiento cerebral humano. Pero una cosa es, por ejemplo, especular sobre que ciertos comportamientos punibles pueden explicarse parcialmente por predisposiciones genéticas, psicofísicas o químicas y otra bien distinta es afirmar indubitablemente que una persona no es responsable de cierto comportamiento al haber una relación causa efecto entre el exceso/abundacía/ausencia de ciertas sustancias químicas cerebrales o del sistema nervioso y un comportamiento humano inevitable, ajeno a la voluntad de las personas.

Hace unos días un tribunal italiano ha reducido la condena a una persona que incuestionablemente era la autora material de un asesinato (los hechos habían quedado perfectamente probados en el procedimiento penal), en virtud de una alteración del gen MAOA (monoaminooxidasa A, que metaboliza un neurotransmisor). Los científicos parece que pueden probar una relación de predisposición a la violencia en las personas con el gen MAOA alterado.

En la comunidad jurídica veo opiniones no muy favorables (como ejemplo os dejo estos dos links 1 y 2). Al parecer a algunos juristas les cuesta aceptar que muchos comportamientos humanos tienen una explicación neurocientífica al margen del elemento volitivo humano.

Yo no estoy ni entre los que piensan que casi todo el comportamiento humano se puede ya o se va a poder explicar por los neurocientíficos, casi sin dejar lugar a la voluntad de los sujetos, ni entre los que consideran que la única explicación del comportamiento humano es la voluntad de las personas y que la ciencia nunca va a poder probar de forma inatacable la relación entre lo químico y lo físico y nuestro comportamiento. Yo me encuentro más bien a medio camino. Necesito una alta certeza científica, casi total diría yo, para reducir o hacer desaparecer la responsabilidad jurídica de autores ciertos de hechos probados, pero estoy persuadido de que la ciencia va a ir probando, poco a poco, que en muchos casos la química y la física de nuestro cerebro y sistema nervioso estan en la base de comportamientos humanos ajenos a la voluntad del sujeto en cuestión. Y advierto a los malpensados, no se trata de conseguir la absolución fraudulenta de culpables con razonamientos pseudocientíficos y un abogado listillo, sino de evitar la condena de personas que la ciencia puede probar que no pueden controlar plenamente algunos de sus actos. Lo bonito sería que la ciencia no solo pueda probar eso, sino que además encuentre un remedio (neorofármacos) para ese desequilibrio.

Sea como fuere, estamos ante un debate apasionante que va a requerir un diálogo fructífero entre el derecho y las neurociencias. Los neurocientíficos están por la labor. ¿Lo estamos los juristas?

 

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Comentarios

  • Hola compañero:

    He visto el post en la esfera blog de IloveIU y me ha llamado la atención. Soy psicólogo y me he planteado este tema muchas veces. Realmente, después de darle muchas vueltas, no acabo de tener una opinión firme al respecto. Te comento.

    Por un lado, lo lógico sería que las leyes partieran del conocimiento que tenemos sobre la conducta humana, y no desde la asunción de que nuestros comportamientos están sujetos al libre albedrío (algo que ya hoy por hoy la justicia entiende y en base lo cuál aplica atenuantes y eximentes cuando se pueden probar)

    ¿Dónde aparecen los problemas? El primer escollo que nos encontramos es que la evidencia científica es, por definición, efímera. La ciencia siempre está avanzando y lo que hoy es tomado como verdad, mañana puede demostrarse que no es cierto en absoluto. Si la ley estuviera basada en la evidencia científica, nos encontraríamos con que lo que hoy sirve para atenuar o eximir a alguien de una pena, mañana puede demostrarse que no había relación alguna. O lo contario, que sería más injusto aún. ¿Cómo resarcimos al condenado por una causa cuando en un tiempo se demuestre que su conducta no estaba controlada por el libre albedrío?

    Otra duda que me asalta tiene más que ver con el funcionamiento real de la sociedad. Tal y como está organizado nuestro sistema judicial (yo no soy jurista, así que te ruego que me disculpes si yerro), la prueba pericial psicológica o psiquiátrica no es la que decide, sino que es el juez. En este caso, es posible que aunque el informe pericial indique que puede haber eximente, es el juez quien decide en base a la globalidad de la información que recibe.

    Me pregunto que pasaría si la ley estableciera claramente que el informe pericial que demuestre que una persona debe ser eximida por tal o cuál razón genética, fisiológica o psicológica. ¿Quién decidiría las razones que pueden atenuar o agravar un hecho delictivo? ¿La ciencia? ¿La misma ciencia que en gran medida, y cada vez más, está en manos de la empresa privada?

    Y por otra parte me pregunto si sería adecuado que el papel que hoy realiza el juez pasara a consistir en comprobar simplemente (probablemente estoy sobresimplificando, lo hago a título clarificador) si un acusado tiene el gen X o en el momento de los hechos estaba influenciado por la hormona Y, quitando peso a otra información relevante.

    Todo esto son conjeturas. Lo que sí puedo precisar es que hoy por hoy resulta complicado demostrar que una conducta está "causada" por un gen, u otra causa intrapersonal. De hecho, los informes periciales hablan siempre en términos de probabilidad, además de que muchas veces el acusado puede falsear los datos hasta cierto punto en las evaluaciones. Con esta realidad, ¿podemos plantearnos este salto tan grande?

    Saludos compañero

  • Pienso que el problema fundamental aquí reside en el concepto de conducta voluntaria que parece ser, según entiendo yo por el artículo (ya que no soy jurista) que resulta básico a la hora de decidir el veredicto en un juicio legal. El problema es que desde el punto de vista de las ciencias del comportamiento y de las neurociencias no puede existir este concepto pues este es un concepto anticientífico, de la misma forma que lo son los conceptos culpabilidad e inocencia.

    La ciencia puede tratar de entender por que una persona hace una determinada conducta, cuales son los factores sociales, psicológicos, evolutivos, fisiológicos etc que pueden explicar que la persona haya realizado la conducta de delinquir y por supuesto el que en ese intento no consiga probar nada no significa que la persona haya actuado por voluntad propia, sino simplemente que no desconocemos las causas de su comportamiento. Por lo tanto tratar de decidir científicamente si un comportamiento es culpable o inocente es tan absurdo como pretender que un médico te diga si una enfermedad es castigo divino o no. El problema entonces quizás resida en que si los propios conceptos de culpabilidad, inocencia y voluntad sobre los que descansa nuestra administración de justicia deberían ser sustituidos por otros conceptos científicamente más aceptables es decir en vez de determinar si el sujeto es culpable o no de la conducta y por lo tanto debe ser castigado lo que debemos determinar es que causas son las que han influido en que haga lo que hizo y que tratamiento vamos a aplicar para que no vuelva a suceder. Se trataría pues de un cambio de paradigma jurídico. una revolución copernicana de nuestro concepto de la justicia que no creo que ni los juristas ni la sociedad estén dispuestos a afrontar.

  • E. Delgado, el derecho nunca ha tenido problemas en aceptar evidencias científicas cuando estas son respaldadas por toda la comunidad científica. Las huellas dactilares, que hoy nos parecen una chuminada, fueron incluídas entre las pruebas aceptables en un proceso y hoy se ven como una parte más de un juicio penal. No creo que sea diferente con lo que nos aporta y aportará las neurociencias. Pero hace falta una opinión unánime de la ciencia.

    Respecto a las pruebas periciales y le juez te recuerdo que en muchos procesos se llegan a ver hasta a tres peritos dictaminar sobre lo mismo: el perito del demandado o demandnate, el de la otra parte y uno "indpendiente" elegido por el juez. Parece ser que con tres pericias se puede establecer mejor lo que la ciencia determina. Aunque a veces las tres periciales dicen cosas distintas. Tanto si dicen cosas distintas como si no el juez sigue dirigiendo el proceso y tiene la responsabilidad final sobre le veredicto. Así ha sido siempre y supongo que así será. La ayuda de la ciencia no va a hacer desparecer el oficio de juzgador. Al menos, así lo veo yo.

    Muchas gracias por pasar por aqui y por dejarnos tus interesantes puntos de vista.

    Un saludo,

  • Juan Segovia, ni de lejos soy un experto en derecho penal, pero creo que el proceso penal no busca saber quien es culpable o inocente (aunque esa sea la fórmula histórica o popular para decirlo), sino quien es penalmente imputable (responsable de sus actos delictivos) y quien no (por no poder controlar sus actos por todo tipo de razones). Y en medir el control de la voluntad creo que las neurociencias son ya de gran ayuda y van a serlo todavía más en el futuro cercano.

    Por lo tanto, el cambio de paradigma jurídico del que hablas creo, respetando tu opinión, que ya se ha dado hace muchos años. Hoy no se busca al culpable, sino al que voluntariamente cometió hechos delictivos. No hay campo para la moral o la religión, solo para la codificación penal y el elemento volitivo.

    Y es en ese punto donde yo sostengo que, siempre que haya consenso total en la comunidad científica, el derecho no tiene problemas en integrar los descubrimientos de las neurociencias a las pruebas periciales. No lo hace con rapidez, pero lo va haciendo.

    El futuro nos dirá si estoy yo o estás tu más en lo cierto.

    Gracias por pasar por aqui y por opinar.

    Un saludo,

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