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LA GESTIÓN DE LA ENERGÍA: UNA OPORTUNIDAD DE NUEVOS INGRESOS PARA EL SECTOR PUBLICO (3)

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En posts anteriores (1 y 2) comentabamos que, en el actual contexto en el que algunos tratan de denostar cualquier tipo de empresa pública, muchas Empresas de Servicios Energéticos (ESEs) privadas no atienden adecuadamente los intereses del sector público, cuando trabajan para este. De la misma manera, comentabamos que en el campo de la energía hay enormes posibilidades de ahorro y generación de nuevos ingresos públicos. Afirmabamos que nos parecía del mayor interés para las Administraciones Públicas, sobre todo las locales, la creación de Empresas Públicas de Energía y el lanzamiento de Proyectos Energéticos Públicos. Y finalmente aportábamos un modelo de empresa pública y proyecto energético que a nosotros nos parecía de mucho interés para el sector público, lo que nosotros llamamos Empresa Pública Total y Gestión Integral de Proyectos Públicos, aplicadas ambas técnicas al mundo energético, en forma de generación de ahorros a corto plazo, pero tambien de nuevos ingresos públicos a medio y largo plazo.

Pues bien, si conectamos todo esto con el mundo de las energías renovables (las oportunidades en biomasa, solar, geotérmia, eólica, etc son evidentes para el mundo local público) y la idea de la capilaridad en la producción/consumo de energía, (frente al panorama actual de cuasioligopolio en la generación, transporte y comercialización de energía) tendremos una interesante clave a futuro para las entidades del sector público y la ciudadanía a la que sirven. Dejen de ser consumidores pasivos de una energía que le suministra un reducido grupo de productores, trasnportadores y distribuidores. Pasen a ser consumidores activos que ahorran. Y, superado este primer estadio, ponganse a explotar las fuentes de energía renovable que tienen en su propio entorno territorial. Acerquen con ello al producción al consumo de energía. Generen ingresos para el sector público, reduzcan nuestra huella ecológica y ayuden a aumentar, a escala local, la soberanía energética. Todo ello son grandes conceptos y objetivos, pero si se empieza de forma modesta, pero determinada, a caminar desde lo público y lo local, se puede llegar a ello con toda seguridad. 

También podríamos conectar el ahorro/producción de energía desde lo público local con la idea de los grupos o cooperativas de compradores de energía (bien sean vecinos individuales asociados, bien sean asociaciones de comerciantes y empresarios locales). No solo las Administraciones Públicas locales se pueden organizar para ser consumidores activos y ahorrar o ser productores y autoabastecerse, vendiendo los excedentes. También la ciudadanía puede hacer lo propio. De hecho ya hay notables ejemplos en nuestro entorno (Som Energia en Cataluña o Goiner en Euskadi).

Finalmente, una de las cooperaciones público privadas que consideramos que puede ser de mayor interés es la que se puede y debe establecer entre la Administración Local y las asociaciones locales de empresarios y comerciantes. Todos ellos son grandes consumidores (pasivos, la mayor parte de las veces) de energía. Todos ellos pueden ahorrar y generar ingresos energéticos. En muchas comarcas de nuestra geografía una alianza estratégica en materia energética entre lo público local, los comerciantes y los empresarios implicaría beneficios para todas las partes.

Evidentemente estas combinaciones entre lo público local, los consumidores privados asociados y el comercio y empresariado local solo se podrán hacer en ámbitos en los que la administración pública local, los vecinos y los empresarios tengan un alto nivel de madurez como prestadores de servicios públicos y compradores de servicios privados. Pero lo dejamos apuntado: producir energía pública y consumirla en régimen de cooperativa por parte de los vecinos y empresarios es algo que puede tener mucho sentido en ciertos ámbitos territoriales.

Sea como fuere, el objetivo de los tres post que hemos dedicado a las oportunidades que tiene lo público (especialmente lo local) en materia de energía es, dado que la energía es ya una fuente de ahorro y va a ser una fuente de ingresos nada desdeñable, llamar la atención de cargos y gestores locales sobre las mejores fórmulas de gestión pública de este nuevo campo, así como sobre la conveniencia de generar técnicas que permitan retener buena parte de las plusvalías energéticas generadas por lo público en manos de los contribuyentes. 

Como metáfora (no como paralelismo), pensemos en las plusvalías urbanísticas que el sector público ha regalado injustificadamente en la pasada década al mundo privado y en lo que se podría haber hecho con ellas para el interés general, si legítimante se hubiese retenido una buena parte de esas plusvalías urbanísticas a través de la acción de la economía pública local. 

Nosotros no solo estamos comprometidos con introducir un nuevo lenguaje (proyecto público energético a largo plazo, empresa pública energética, empresa pública total, gestíón integral de proyectos públicos, ahorro, generación de ingresos adicionales, alianzas energéticas entre la administración y el empresariado local, cooperativas de compradores de energía, energías renovables públicas, etc), sino que estamos ya dando los primeros pasos en proyectos de esta naturaleza en el norte de España. Obviamente, nos gustaría aportar a muchos proyectos más.

 

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