No sé si existirá la Justicia Divina, pero de lo que no cabe duda es de que en la tierra no. Ni en este país, ni en ningún otro, no nos engañemos.
Hablemos por tanto de leyes. De qué tipo de leyes permitimos los ciudadanos que se aprueben . Leyes inconcretas y estúpidas, que dejan al libre albedrío de personas sin ningún tipo de escrúpulos su interpretación y aplicación. Leyes que miden con distinto rasero a las personas. Leyes que permiten que quien más dinero tiene más robe; que permiten que cuanto mayor sea el fraude que una persona cometa más rentable sea el cometerlo; leyes que permiten que quien tenga dinero no cumpla las penas que le corrresponden, que no repare los daños y que no devuelva lo robado...
Leyes que aplican una y otra vez sentencias injustas y diferentes a los ciudadanos de a pie aunque las causas de un enjuiciamiento sean las mismas...
En definitiva, leyes que no son leyes, sino una gran vergüenza, aplicadas por un montón de sinvergüenzas y contra los que los ciudadanos de a pie tenemos que defendernos utilizando la figura de abogados de pacotilla que se definen como defensores aunque lo único que defienden son sus propios intereses, unas veces pactando hasta con el diablo y otras chantajeando a quienes no nos queda más remedio que utilizar sus servicios porque esas estúpidas leyes nos lo imponen. Y teniendo que utilizar además la figura de un procurador ( o correveidile, ó recadista de papeles,que sería más concreto), dando por hecho que todos los demás somos mucho más estúpidos que ellos y que no sabremos defendernos solos.
Leyes hechas y aprobadas por los políticos de turno en función de sus propios intereses en cada momento y aplicadas por quienes ellos mismos eligen para que lo hagan defendiendo y blindando así sus intereses y sus actuaciones.
Leyes que, a poco que uno las analice, se da cuenta inmediatamente de que están hechas para que tratemos de saltarnoslas, porque no están hechas ni aplicadas por personas respetables, sino por una pandilla de chorizos que se protegen entre ellos para repartirse en exclusiva el pastel.

Aunque hay que recordar, sin embargo, que a esos estúpidos que aprueban leyes estúpidas y que las enjuician estúpidamente les elegimos nosotros. Y, lo que es más triste, lque somos nosotros quienes les permitimos que lo hagan.

Un saludo.

P.D.El término "estúpido" no es utilizado como un insulto, sino como una definición de actitudes y comportamientos que no dejan lugar a duda.

Por cierto, ya sólo nos falta también defender los intereses de esa otra pandilla de sinvergüenzas y chorizos como han demostrado ser los constructores y hacer una colecta para que puedan seguir viviendo como reyes a nuestra costa, pero sin tener ni siquiera que robarnos.

Un saludo.

Pues esta vez me ha decepcionado su entrada, porque no ha hecho referencia a La Pantoja que es lo que interesa....

asqueada, yop también creo que las leyes deberían propulsar al interés general y, sobre todo, apoyar a los más débiles. Pero mucho ganete no lo ve así.

Sea como fuere, las leyes, las que sean, después son aplicadas (Gobierno, Justicia, Administraciones, etc) por personas. Y es ahí donde creo que se producen las mayores injusticias.

No es tanto el texto, como el lector.

Un saludo,

Mitxel, ciertamente la omisión de cualquier mención a la Pantoja es imperdonable. Pido disculpas al respetable.

Un saludo