Acabo de terminar de leer EL FACTOR HUMANO del ya fallecido novelista inglés Graham Greene. Me he animado a leer a Greene un poco por la misma razón por la que hace no mucho he leído El sastre de Panamá de Le Carré: revisando la lista de grandes de la novela negra me di cuenta de que no le había dedicado ningún esfuerzo a estos dos grandes autores ingleses. Creo que la razón de esta larga falta de atención a estos dos autores, es un poco snob reconocerlo, pero es así, estriba en su gran popularidad. Supongo que de forma inconsciente me he decantado por autores algo menos populares (los que no están hasta en las librerias de los aeropuertos) partiendo de la base de que lo minoritario es siempre de calidad y lo popular nunca la tiene. Craso error. Ya me ha pasado más veces, pero con Le Carré y Greene creo que he sido especialmente injusto. Lo cual a ellos les da un poco igual, pues uno está ya muerto y el otro con casi ochenta años es una gloria viva de la literuatura. Ambos han garantizado el futuro económico de varias generaciones de descendientes y lo que pueda pensar o dejar de pensar un profesional liberal vasco les será totalmente indiferente.
De "El factor humano" dice su editorial española: "En una pequeña y gris subdirección del servicio secreto inglés, el descubrimiento de que se están produciendo filtraciones de información desencadena una tensa investigación en la que sólo hay dos sospechosos: un soltero con problemas con el juego y la bebida, y un veterano a punto de jubilarse. Un clásico que aúna la intriga, la tensión narrativa y una profunda comprensión del ser humano." Pero me temo que eso es no decir nada o casi nada de la esencia de la que está construída esta novela.
Para mi "El factor humano" no es una novela de espias, o al menos no una al uso. Creo que esta obra más bien versa sobre el amor y el miedo a perderlo, sobre la felicidad que produce el amor y el miedo a perderla, sobre los compromisos que implica el amor y el miedo a no poder cumplir con ellos o a cumplir con ellos y asumir sus consecuencias. Maurice Castle, que así se llama el agente doble (empleado de su Majestad la Reina de Inglaterra y a la vez agente del KGB de Leonidas Brezhnev), suministra información a los servicios secretos soviéticos sobre la Africa en la que sirvió a los servicios secretos británicos (en esta caso el Foreign Office y no el MI5), no por convencimiento comunista ni por astio capitalista ni por desencanto cristiano, sino simplemente como pago al KGB por haberle sacado de Sudáfrica sano y salvo junto con su mujer e hijo, ambos negros y ambos perseguidos por el NIS del premier Marais Viljoen, los servicios secretos del momento más oscuro del régimen sudagricano racista del aparthied. Maurice Castle no tiene miedo a ser descubierto en plena guerra fría y ser acusado de traidor a su patria. A lo que tiene verdaderamengte miedo Maurice Castle es a no poder vivir con su mujer y su hijo, pues esa es su verdadera patria.
La maestria de la pluma de Greene es verdaderamente descomunal. Hace de una trama de novela negra algo trillada un verdadero canto a la pulsión humana más profunda, verdadera y onmicomprensiva: el deseo de amar, ser amado y caminar por la vida, paso a paso, con calma y disfrute hacia la muerte, de la mano de nuestro ser amado. Todo esto se trunca en la novela. Y el amor se convierte en el inmenso el dolor que sienten Maurice y su mujer Sarah al final de la trama, al verse uno en Moscu y la otra en Londres, separados por un telón de acero que entonces nadie sabía que iba a estar en pié "solo" diez años más. La novela está escrita con una precisión sentimental avasalladora, con un dominio del tempo novelesco descomunal y con una limpieza formal propia solo de algunos maestros.
Lamento haber llegado tarde a Graham Greene. Pero he llegado para quedarme.
PD1: otros bloggers que hablan de esta novela Juan (o Juanma, no lo tengo claro) El lector malherido y David Torres en Tropezando con melones.
PD2: en una versión algo más cínica, la novela también puede verse como algunas cosas que pasan en Londres cuando se sirven whiskys non stop. El whisky está onmipresente en la novela. Salvo el niño de corta edad, creo que casi todos los demás personajes abusan del alcohol (casi todas las veces bebiendo solos) y comen fatal (cosa que no pasaría nunca en una novela negra mediterranea, en la que se comería muy bien y puede que abusara algo del alcohol, pero este sería vino, un alcohol para europeos romanizados, un alcohol armónico, un alcohol social ...).
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