No es la mejor de las películas de los Coen. Está, a buen seguro, entre las peores de los hermanos de Minneapolis. Ha sido bastante maltratada por la crítica. Y sin embargo, consiguió que me riera. Y a pesar de todo lo dicho por la prensa especializada, me pareció ver crítica socio-política en forma de sátira de la buena.
No sé, es una película desconcertante. Con muchas imperfecciones. Pero no exenta de virtudes.
De las más de cuarenta películas del director neoyorkino, habré visto más de la mitad. Y de sus títulos claves, casi todas. Esta era una de las que me faltaba.
He disfrutado de su cine como en los mejores tiempos, lo cual no es extraño, pues esta pasa por ser una de sus obras maestras, uno de los moldes en los que se han hecho otras muchas cintas.
Un cómico en paro acosa a otro cómico consagrado para que le de una oportunidad en la televisión para así poder triunfar en el mundo de la comedia en los EE.UU de Norteamérica. A pesar de ser muy persuasivo, pesado, poco realista, inaccesible al desaliento, patético e incluso lunático el cómico neófito no convence al consagrado. Por lo tanto, el novel secuestra al senior y exige un monólogo en la televisión nacional. Esta es la disparatada "comedia" de Scorsese.
Para mi la película no es una comedia, sino una especie de sátira del sueño americano (si trabajas duro llegarás a la cima, pero no debes reparar en el precio que debes pagar o en las cosas que debas hacer para llegar al éxito).
La película, más que hacerme reír, me hizo sentirme bastante pesimista sobre la sociedad en la que vivo.
Scorsese es un autor como la copa de un pino, pero en este caso no me ha divertido (como el pretendía), sino entristecido.
En principio el director danés firma, muy a contracorriente de su propia trayectoria, una comedia, al menos, una teórica comedia. La trama es sencilla, pero inverosimil. El dueño de una empresa informática danesa quiere venderla a un empresario noruego y dar un buen pelotazo. Solo hay un problema. Cuando lanzó la empresa, no se presentó como el jefe, sino como un empleado más y se "inventó" la figura de un jefe danésque vive en los EE.UU de Norteamerica. Dado que no está dispuesto a revelar el montaje (entre otras cosas, por que evidenciaría que la empresa no es solo suya, sino de los primeros trabajdores que la pusieron en pie con él), contrata a un actor para interpretar el papel del ausente jefe hasta que se cierre la venta.
Como comedia no sé si esta película funciona o no. Tiendo a pensar que si. Pero, como disección de la cantidad de mentiras que se dicen en las empresas y en las escuelas de negocios, no tiene precio.
El jefe real se escuda en un jefe imaginario para comportarse como un cerdo con sus empleados (mucho trabajo, bajas retribuciones, acosos de todo tipo, condiciones de trabajo poco competitivas en relación a la media del sector, robo de propiedad intelectual, ocultación de información relevante, etc) y, a la vez, hacer que estos le aprecien como su mejor compañero.
El actor contratado para hacer el papel de "el jefe de todo esto" nos sirve para ir conociendo las interioridades de esta podrida empresa. Y a pesar de que la misma seguro que podría ganar muchos premios empresariales por su buen clima laboral, cultura innovadora, trabajo en equipo, etc, lo que se ve, una vez levantado el velo de las apariencias, es muy feo.
¿Todas las empresas basan su buen clima laboral en todo tipo de mentiras? ¿Se habla de satisfacciones postmateriales (emocionales) simplemente para no atender las satisfacciones materiales (económicas)? ¿No hay posibilidad de una relación civilizada y con cierto equilibrio entre capital y trabajo?
LarsVon Trier contesta a todas estas preguntas desde el pesimismo. Yo no lo tengo tan claro. Y sin embargo ...
Esta película, cuando yo tenía 22 años, me fascinó por la inteligencia de sus diálogos. Hoy, cuando ya no tengo 22 años, sino alguno más, me sigue fascinando.
No asumo el antropopesimismo del guión, pero disfruto con cada secuencia, con cada diálogo, con cada frase lapidaria.
Lo único que sabía antes de entrar a ver la película es que esta era el último trabajo del veterano maestro Lumet (83 años) y que era una especie de película negra.
La película es negra, negra, pero que muy negra. Guión previsible (que no voy a reventar), pero que revolotea en torno al clásico de gente normal que cruza la línea de la legalidad para tratar de solucionar sus problemas de dinero y empezar una nueva vida. Buenos actores. Dirección con oficio y autoría por parte de Lumet. Tensión sostenida. Tremenda violencia emocional. Y un final nada feliz y, por lo tanto, alejado de los tópicos de Hollywood. En suma, una enorme serie de mendacidades urbanas y occidentales contadas casi analíticamente, sin tomar partido y sin repartir los papeles de buenos y malos, pues solo hay malos y peores.
En definitiva, una buena película y un notable ejercicio de estilo de Lumet, dejando su marca en el cine negro.