He leído recientemente dos posts sobre la crisis del sistema capitalista mundial que me han gustado bastante: uno niega que el capitalismo esté en crisis y afirma que solo está mutando, una vez más, hacia una forma que le permita una acumulación de riqueza aún mayor (Tomas Vte. Martínez) y el otro reflexiona sobre cuales deben ser las bases de un mundo postcapitalista (Javier Dean).
A la vez que leo esos posts el patrono de los patronos españoles (Gerardo Díaz Ferrán, presidente de la CEOE -la foto que abre este post-) pide que se haga un paréntesis en la economía de mercado para que se rescate con fondos públicos a todas las empresas en dificultades.
Por estos mismos días EE.UU ha establecido la dictadura comisoria en materia económica al dotar al Secretario del Tesoro americano Henry Paulson -segunda foto de este post- de poderes para hacer y deshacer lo que considere oportuno en materia económica, financiera, bancaria, etc (teniendo 700.000 millones de euros publicos para gastar, además de los ya gastados hasta la fecha) a favor de la ley, contra la ley o al margen de la ley, pues ahora él es la ley. Por lo que se ve la intervención pública es siempre muy negativa, salvo que se haga con fondos públicos para salvar grandes negocios privados, en cuyo caso da igual lo grande, extraordinaria o dictatorial que sea esa intervención pública.
Al calor de todas estas cosas yo he estado pensando un poco.
El problema de nuestro modo de gobernar la economía es que en las épocas de bonanza algunos se olvidan de que vivimos en un Estado Social y Democrático de Derecho (es decir, en una economía social de mercado) y piden desregulación, desaparición de los impuestos, empequeñecimiento del Estado, privatización de servicios públicos, desaparición de los reguladores, manos libres para hacer lo que les plazca, etc. Pero también el problema tiene mucho que ver con que en épocas de crisis los empresarios exijan el rescate de la economía privada con fondos públicos, sin que la opinión pública pestañee mientras les roban la cartera.
Tenemos lo peor de ambos mundos: capitalismo salvaje sin reglas ni controles en la expansión (privatización de beneficios) e intervención estatal a favor de las grandes empresas transnacionales -pues nunca hay plan de rescate para las economías domesticas- en los momentos de recesión (publificación de las perdidas) muchas veces causadas por los avaros bucaneros de la economía globalizada. Solo viven al margen de este sistema China y las petromonarquias, pues ellos combinan dictaduras férreas con economías estatalizadas e insertadas en la competencia global. De hecho, el capitalismo financiero occidental se tiene en pié gracias a la intervención pública occidental y a los fondos y activos soberamos árabes y chinos.
Si tuviéramos Estado Social y Democrático de Derecho en todos los ciclos (alcismo y recesión) y a nivel planetario, buena parte de estas cosas no ocurrirían, pues habría controles, normas, reguladores, impuestos, sanciones y cárcel en época de bonanza (tendríamos menos crisis cíclicas, menores espirales y mucha mayor estabilidad dentro del crecimiento y un equilibrado reparto).
Por tanto, el actual sistema capitalista no ha fracasado, sino que ha llegado a la "perfección": la mayor acumulación posible de riqueza, en el menor tiempo posible, en las menores manos posibles y cuando llegan las pérdidas, nadie va a la cárcel, y a las empresas piratas (y las no piratas dañadas por las anteriores) las rescatamos todos con el dinero de nuestros impuestos, sin que se gaste un dolar, euro o yen a atender a las economías domésticas. Como digo, la "perfección" del turbocapitalismo.
No creo estar siendo pesimista, simplemente descriptivo. Hemos pasado del funeral del Estado Social y Democrático de Derecho a nivel estatal (orquestado por Thatcher y Reagan), al reinado planetario del capitalismo neocon (Bush I y Bush II), que ahora, cuando necesita del estado y del dinero público, se vuelve socialismo de estado (Bush II), pero que, en cuanto pueda, volverá a ser turbocapitalismo neocon.
Lo que me pregunto es ¿porque la clase media occidental y las clases trabajadoras de los países emergentes -que son quienes van a pagar las facturas de todas estas mangancias- no se rebelan y se oponen a que las crisis se paguen con sus ahorros e impuestos y las expansiones las disfruten otros?
¿Hasta cuando le van a estar engañando a todo el mundo?
La única solución que yo vislumbro es que el Estado Social y Democrático de Derecho se impusiera a nivel mundial. Pero ni la UE tiene el vigor para esa labor social y política ni los EE.UU de Norteamérica lo van a permitir ni China, la India, Rusia o los petroestados tienen el más mínimo interés por este programa civilizatorio.
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