Desde hace unos días es claro que el capitalismo en su versión más pura o extrema, si es que alguna vez existió, ha muerto.
Yo nunca creí que existiera como tal, pero, para los crédulos, recuerdo lo que parece ser que era hasta la fecha: orden económico y político en el que se garantiza la titularidad privada de los medios de producción y en el que se busca el beneficio empresarial privado en un contexto de libre competencia que premia a los mejores con el éxito (riqueza) y castiga a los peores con la ruina (desaparición). Para que este orden económico y político exista es necesario un estado mínimo que se limite a garantizar la seguridad mercantil y la propiedad privada de los medios de producción. Este estado deberá abstenerse de intervenir en la economía y reducirá su actividad fiscal y tributaria al mínimo imprescindible.
Esta ideología (que eso es lo que es) creada por Adam Smith, David Ricardo, Jean-Baptiste Say, John Stuart Mill y Thomas Malthus, reafirmada después por Max Weber y preparada para la explosión neocon por la escuela austriaca ( Ludwig von Mises y Friedrich Hayek) y la de Chicago Milton Friedman ha vuelto a entrar en crisis y a atacar a sus propios postulados de una forma clara y evidente. Hasta el extremo de que podemos afirmar que el capitalismo (neocon) ha muerto devorado por si mismo, por sus propios excesos.
Veamos. Cientos de instituciones financieras se dedican a titulizar deuda (fundamentalmente hipotecaria) de baja calidad y esta fluye por el sistema capitalista mundial de forma rápida y sin frenos. Nadie sabe hasta que punto está endeudado y que calidad tiene su endeudamiento (aunque todos saben que la calidad de esa deuda es mucho peor de lo anunciado). Todo el mundo desconfía de todo el mundo. Algunas instituciones financieras empiezan a tener problemas para hacer frente a sus compromisos económicos. Empieza a cundir el pánico. Todo el mundo cierra el grifo. Ciertos bancos y cajas están al borde de la quiebra y ... (¡oh, sorpresa!), en vez de irse a pique (para que el mercado premie a los eficientes y sancione a los ineficientes), sale el estado en su rescate (evidentemente, con el dinero de los contribuyentes).
Como ejemplos de los anterior el Gobierno del Reino Unido ha nacionalizado el banco Northern Rock (según el PM Gordon Brown la nacionalización se hace "en defensa de los contribuyentes", nunca de los banqueros) y la Reserva Feederal de los EE.UU de América del Norte han salido en rescate (con JP Morgan ) del banco Bear Stearns (según Henry Paulson, Secretario del Tesoro de los EEUU, "para reactivar la economía" y no para apoyar a banqueros imprudentes). Dos palmarios ejemplos de intervención estatal de la economía en los dos estados más neoliberales en lo económico de todo el planeta.
Bromas a parte (me refiero a las justificaciones patéticas de Brown y Paulson), las cosas son como son. Muchas instituciones privadas del sistema capitalista internacional han hecho muy mal su trabajo, han buscado rentabilidades excesivas a costa de riesgos desmedidos, se han dejado llevar por la codicia y la inercia general del mercado, se han arriesgado en exceso y se han arruinado. Y, en vez de hundirse como ejemplos de mala praxis capitalista, resulta que acude en su rescate el contribuyente y el estado. Y además en las actuales circunstancias de la economía mundial, vemos en el rescate del capitalismo mundial (especialmente del neoliberal anglosajón) a los tesoros públicos de estados como China, India, Arabia Saudi o Rusia (los que ahora tienen liquidez de verdad). La releche, a las empresas y bancos de los EEUU, Suiza y el Reino Unido (los ricos) les salvan las haciendas públicas de las economías emergentes (antaño no precisamente modelos capitalistas). Para morirse de risa.
¿Pero no habíamos quedado que el capitalismo era superior al estado y que aquel debía prevalecer sobre este? ¿Como es que lo ineficiente (el estado) tiene que acudir en rescate de lo perfecto (el mercado)? Pura demagogia.
Seguimos privatizando los beneficios (cuando el capitalismo internacional está en senda de beneficios desmedidos no suele entregar casi nada a la comunidad) y socializando las pérdidas (cuando está al borde de la quiebra siempre le socorre el estado). Y esto tiene que acabar.
El capitalismo, cada vez que se le deja sin reglas y campa a sus anchas, se autodestruye, ciego de codicia, y amenaza con destruir nuestro bienestar. Y por ello, siempre hay que acudir en su rescate, ante el temor de que el capitalismo internacional se suicide llevándonos a todos nosotros con él.
Dicho lo cual, concluyo lo evidente ¡MUERA EL CAPITALISMO (neocon o neoliberal)! y ¡VIVA LA ECONOMIA SOCIAL DE MERCADO! Creo que la conjunción de mercado (producción mercantil de bienes y servicios) y estado (regulador del sistema, proveedor de bienes y servicios públicos que garantizan la igualdad, recaudador de impuestos e interventor en la economía en defensa del interés general), lo que nosotros llamamos capitalismo europeo, renano, escandinavo, etc ha demostrado, una vez más, su superioridad sobre el capitalismo anglosajón. Creo que debemos dejar de agachar la cabeza y empezar a pregonar a los cuatro vientos que nuestro Estado Social y Democrático de Derecho es la mejor aportación de Europa al siglo XX y sigue siendo plenamente vigente en este siglo XXI.
(las fotos son de Karl Marx y John Maynard Keynes, que se tienen que estar partiendo de risa en sus respectivas tumbas).
PD1: dicho todo lo anterior, es evidente que el capitalismo social de mercado no es mi punto de llegada, sino solo una estación en la búsqueda del socialismo democrático del siglo XXI.
PD2: la CNN no abre con esta noticia, descuidad.
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