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LA VIVIENDA QUE QUEREMOS. XXII SEMINARIO DE ARQUITECTURA Y COMPROMISO SOCIAL. ESCUELA ARQUITECTURA DE SEVILLA

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La semana pasada estuve en Sevilla en el XXII Seminario de Arquitectura y Compromiso Social en la Escuela de Arquitectura de la capital andaluza.

No es habitual que los arquitectos reflexionen sobre las políticas públicas de vivienda que necesita la ciudadanía. Es de agradecer que haya arquitectos que tengan preocupaciones más allá de la forma y de la arquitectura de autor. Entre ellos están, sin duda, los amigos y amigas de Arquitectura y Compromiso Social que en Andalucía llevan ya más de 20 años estudiando, reflexionando y trabajando sobre la vivienda que necesita la sociedad a la que sirven.

Me pidieron que realizará una ponencia marco, para después dar paso a una mesa redonda con dos gestores públicos de vivienda andaluces: el Director General de Vivienda de la Junta de Andalucía Antonio Ibañez Piefort y el Gerente de VISOGSA (sociedad pública de la Diputación de Granada) José Ramón Jiménez Domínguez. A los tres nos moderó el maestro Luis Gonzalez Tamarit

Presenté esta ponencia. Una puesta al día con cierta adaptación al marco andaluz de una ponencia que ya he defendido en varios lugares. No es pereza. Es que solo tengo un conjunto de ideas sobre como deberíamos modernizar nuestras políticas públicas de vivienda. Me adapto a los tiempos (obviamente) y a los territorios (hago lo que puedo). Pero no dejo de ser la misma persona que opina sobre una política pública que estructuralmente es muy parecida desde hace décadas.

 

 

También está disponible el vídeo de la sesión completa (mi ponencia y la mesa redonda). La calidad del vídeo es aceptable. Pero la del audio en varios tramos del archivo hace difícil el seguimiento del debate.

 

Y Reyes Gallegos directora de La Ciudad Viva ha hecho un resumen de la jornada en su conjunto que es de mucho interés.

Como las últimas veces que he estado por Andalucía he intuido algunas cosas muy interesantes y otras de no tanto. En parte, puede deberse a que lo nuevo convive siempre con buena parte de lo viejo. Aunque también puede ser que yo perciba las cosas de manera errónea.

Sea como fuere, veo a una Junta de Andalucía centrada, no sin debates internos, en el aggionarmento de los equipos y activos de la propia Junta (sirva de muestra su nuevo plan de vivienda), la función social de la propiedad de vivienda (téngase en cuenta la interesante Ley 4/2013 sobre la función social de la vivienda), en la mediación y el alquiler para las personas y familias con más necesidades (téngase en cuenta el Programa Andaluz de Defensa de la Vivienda), la movilización de vivienda vacía (de particulares y de entidades financieras) y en las formas de acceso a una vivienda digna alternativas a la propiedad y con cierta capacidad de resultar antiespeculativas (derecho de superficie, cooperativas de alquiler, autoconstrucción, etc). Pueden lo que pueden, pues la dispersión competencial, la falta de presupuestos públicos, la tibieza del arco parlamentario y político andaluz y los recursos del Gobierno de la Nación ante el Tribunal Constitucional no dejan mucho margen para las alegrías. Pero, al menos, se ve que hay quien quiere poner en pié una política de vivienda orientada al acceso a una vivienda digna y no solo a la producción de PIB, la creación de empleo y el florecimiento del crédito.

Como otras veces que he ido a Andalucía en los últimos años, veo a las diputaciones y ayuntamientos total y absolutamente sobrepasados. Entre los empleados y directivos públicos hay de todo. Buenos, malos y regulares. Pero es evidente que unos equipos y entidades mal dotados para la compra/urbanización/edificación/venta poco pueden hacer en el actual momento de emergencia habitacional. Lo digo con respeto, pero también para ilustrar el momento. No es infrecuente escuchar a gestores públicos locales decir que ellos están para edificar y vender viviendas que le den beneficios a los ayuntamientos. Y que, por lo tanto, ellos no están para gestionar parques de alquiler, máxime si esos parques implican realizar trabajo social sobre inquilinos en riesgo de exclusión social. No me estoy refiriendo a los que vi en esta ocasión en Sevilla. Pero he visto caras de directivos pálidas, cejas arqueadas y hombros encogidos mientras se lamentan de que les están pidiendo cosas para las que no han sido nombrados. Todo hay que decirlo, lo que es innegable es que nadie los ha formado y dotado. Y casi nunca han sido liderados para operar este necesario y a la vez fenomenal cambio de orientación en la gestión.

Dicho todo esto, Andalucía parece estar mejor que otras CCAA. Hay conflicto. Hay debate. Hay ensayos. Hay intentos. Hay polémica. Frente al encefalograma plano de otras muchas CCAA, hoy en políticas públicas de vivienda Andalucía está tratando de ser vanguardia. A diferencia de otras CCAA con muchos más medios y parecidas necesidades sociales. 

Seguro que en los próximos meses vuelvo a pasarme por esta tierra. Estar conectado profesionalmente a lo que en ella pasa ahora es extraordinariamente excitante.

 

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