En las últimas semanas del 2012 he asistido a una serie de congresos/jornadas que, todos ellos leídos en conjunto, me han dejado sensaciones agridulces que comentaré, por si a alguien le es de interés.
Concretamente he asistido (de una u otra manera) a:
En el primer congreso, yo percibí un innegable conflicto entre los gestores tradicionales del territorio y una nueva hornada de académicos, líderes civiles, políticos y nuevos empresarios centrados en los resultados socio-económico-ambientales, todo ello en un mundo con límites (ecológicos y financieros). Hay un conflicto entre el mundo viejo (petróleo y endeudamiento) y el nuevo mundo necesario (economía de proximidad o comunitaria social y medioambientalmente sostenible). Como siempre en los tiempos de crisis, parte de lo viejo convive con parte de lo nuevo. Como siempre en los cambios de era, hay elementos de resistencia inmovilista y elementos de innovación. Como siempre, en todas las disputas intelectuales, nadie está en posesión al 100% de la verdad.
En el congreso se tocaron, entre otros, los siguientes temas:
- ciudades virtuales (telepolis) y neoesclavismo o esclavismo digital (los señores feudales de las TICs).
- ciudades muy poco ciudadanas, no hechas para la gente, sino para los mercados, sobre todo los financieros.
- abdicaciones de los técnicos ante las imposiciones de los mercados y la política.
- necesidad de espacios públicos no mercantilizados como lugares de intercambio social, de memoria urbana, de mixtura de usos, densidad y de convivencia entre iguales.
- conflicto social urbano como realidad muchas veces ocultada por la retórica de la competitividad.
- concepto puentes entre diferentes sensibilidades, como precondicion de las redes.
- decrecimiento, entendido como el no crecimiento en la depredación de recursos, endeudamiento y consumo, que poco tiene que ver con la calidad de vida ciudadana y el buen funcionamiento de un sistema económico al servicio de las necesidades humanas.
- ciudades-regiones que deben procesar estos retos sociales, medioambientales y económicos.
- ciudad-región (donde viven tres cuartas partes de la población de la UE) policentrica.
- necesidad de buen liderazgo político para poner las mejores técnicas de la ordenación del territorio al servicio de la gente.
- la nueva forma de ordenar el territorio y la economía no vendrá de lo publico, académico o profesional, sino que vendrá a través de gente nueva (nuevos emprendedores y empresarios) que van a estar durante tiempo fuera del sistema, aunque finalmente ellos serán una parte central de la nueva economía.
- interesantes ejemplos de cooperación regional transfronteriza.
- necesidad de vertebrar políticas públicas, financiación y profesionales para la rehabilitación y regeneración que necesitan buena parte de nuestros tejidos urbanos.
- el drama de las infraestructuras y edificios construídos al final de la burbuja inmobiliaria y que hoy no están siendo usados para nada, con lo que ello supone en términos ecológicos, económicos y sociales. Se hablo de tratar de gestionar bien (movilizar) lo que se construyó mal.
Estos y otros muchos asuntos fueron tratados en un congreso atrevida y rigurosamente dirigido por Igor Calzada. El resultado: poca indiferencia y reparto de opiniones (rechazo vs. entusiasmo).
Sería interesante que el próximas ediciones este congreso siga esta línea (afrontar los debates reales y candentes de nuestro tiempo) y abandone cierta tendencia al autobombo (Euskadi es maravillosa y todo el mundo debería copiar lo que hacemos y ya los de Bilbao ... ni te cuento ...). Hacer patria está bien (es más, sanamente, es muy necesario), pero es mejor preocuparse de que vamos a vivir en el futuro todos y como mejor ordenar el territorio para garantizar ese futuro equilibrado.
En el segundo de estos congresos creo que se respiraba un poco de incredulidad y no menos resignación.
Incredulidad ante el hecho de que España necesita alquileres asequibles, no solo para solucionar los problemas habitacionales más duros provocados por la crisis (desahucios), sino para realizar una convergencia en materia de vivienda con el resto de la UE. La evidencia científica apunta a que los países propietaristas (y España es uno de los campeones europeos) sufren una serie de externalidades (sobre-endeudamiento, escasa movilidad laboral y geográfica, exclusión residencial, menor emprendimiento, riesgo financiero sistémico, mayor huella ecológica, etc) que los países con un mix alquiler-propiedad equilibrado tienen en mucha menor medida. Pues bien, a pesar de necesitar hacer crecer nuestro minúsculo parque de alquiler (microscópico en el caso del alquiler social), y a pesar de que en España hay millones de viviendas vacías (muchas de ellas en manos de bancos y cajas rescatados por el Estado), los responsables políticos españoles están pensando en jibarizar/liquidar las empresas públicas de urbanismo y vivienda.
Son estas empresas públicas y los empresarios de la colaboración público-privada (al menos, los que tienen enfoque similares al de mi empresa) los que pueden (podemos) conseguir que millones de viviendas vacías (muchas de ellas necesitadas de rehabilitación) pasen de la ociosidad al alquiler (de mercado y asequible en unos casos y social o de servicio público en otros). Pero en vez de potenciarlas y usarlas como una de las palancas de salida de la crisis, el Gobierno y el sistema financiero español quieren usar el Sareb para congelar el precio de los activos tóxicos inmobiliarios y racionar en el tiempo su salida exclusivamente al mercado de la compra-venta. Al parecer el alquiler, aunque es sistémicamente inteligente, es antiespañol.
En este contexto, es comprensible la incredulidad de los trabajadores y directivos de las empresas públicas de suelo y vivienda españolas. E incluso es comprensible la resignación que se captaba en los pasillos. La mesa no transmitía ni incredulidad ni resignación (estuvieron en su papel institucional de insuflar ánimos y reivindicar su rol), pero el patio de butacas y los pasillos si tuvieron ese tono.
En las jornadas se presentó el estudio DIAGNOSTICO 2012 LA GESTION DE LA VIVIENDA PUBLICA EN ALQUILER.
Por otra parte, las conclusiones de las jornadas están disponibles desde hace ya algunas semanas.
Finalmente, si algún político local con sensibilidad lee esto (nunca se sabe) le diré que una de las vías para relanzar las sociedades públicas de vivienda y suelo en España es el planteamiento de empresa pública total que defiendo y aplicamos en mi empresa.
En el tercer concreso (al que no asistí personalmente), pero que seguí en parte por streaming y twitter, se podría resumir de la siguiente manera: tenemos cientos de ideas para poner en marcha nuevas políticas públicas, nuevos negocios y nuevas cooperativas urbanas que procesen la actual crisis social, económica y medioambiental, pero los políticos, los mercados y los financieros están a sus cosas, que no son los de la gente.
Suscribiendo, como suscribo en términos generales, esta conclusión, creo que es necesario reflexionar porque las propuestas que nuestro territorio, ciudades, ciudadanía y economía necesitan no se llevan a cabo.
Para mi hay una parte del problema está en lo que los políticos y los empresarios llaman la lucha por el poder y los juristas llamamos la lucha por el derecho. Todo proyecto de cambio social debe incorporar un proyecto de alteración del poder existente. Y la otra parte del problema, de nuevo, para mi, está en la dialéctica conflicto vs. acumulación de fuerzas al servicio de alianzas de geometría variable. Los profesionales que saben que para mejor gestionar las ciudades hay ciertas cosas que deben dejar de hacerse y otras que no se hacen que tienen que empezar a hacerse, tienen (tenemos) que desarrollas estrategias de persuasión de políticos, periodistas, empresarios y financieros para conseguir trasladar proyectos de la mesa de dibujo a la realidad.
No digo que la tarea sea fácil. De hecho, no lo es en absoluto. Pero mientras congresos como este no tengan entre sus asistentes a una nutrida colección de políticos, periodistas, financieros y empresarios (vamos a llamarlos tradicionales) el cambio estructural va a ser dificil.
Muchas de las personas poderosas que dirigen nuestros destinos o no se han enterado o no se quieren enterar de que las reglas de juego deben cambiar. Se les puede llevar hacia el terreno del cambio a través de la fuerza, mediante la persuasión o con una mezcla de ambas. Pero para cualquiera de esas trés estrategias es necesario dialogar. Y esto pasa, al menos, por asistir juntos a los mismos congresos.
Agradeciendo el magnífico trabajo que hace la gente que organiza Equiciudad y deseándoles los mayores éxitos en el futuro, dejo anotada la necesidad de que el congreso, para ser socialmente útil, atraiga a a políticos, periodistas, financieros y empresarios al uso.
Como conclusión final, decir que los tres congresos dejaron en mi el sabor agridulce al ver que los profesionales y académicos saben (sabemos), al menos en parte, lo que el nuevo mundo requiere, pero el poder (en sentido literal del término) está a otras cosas, las suyas, que no son precisamente las nuestras. Antes o después el conflicto se resolverá. Aunque no tiene porque hacerse de manera amable...
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