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COMENTARIOS SOBRE ALGUNAS ESTADISTICAS DE VIVIENDAS INICIADAS EN EUSKADI EN LA PASADA DECADA

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Aprovechando la información del Observatorio Vasco de la Vivienda (instrumento público nunca suficientemente ponderado entre nosotros), os dejo una tabla de elaboración propia sobre la producción de vivienda libre y protegida en los últimos diez años en Euskadi.

Grandes titulares:

  • Baja la producción global de vivienda de 6.4 (viviendas por cada 1.000 habitantes) a 3.2. ¿Garantiza esto la tasa de reposición? ¿Nos alejamos de los niveles de producción de nueva vivienda por cada 1.000 habitantes tradicionales en Euskadi (7)? Como algunos sugieren ¿estamos ante un grave problema de suministro?
  • La producción de vivienda libre se ha desplomado desde desde 5.2 (viviendas por cada 1.000 habitantes)  del inicio de la década a los 1.1 actuales.
  • La producción de vivienda protegida prácticamente se ha duplicado, pasando de 1.2 (viviendas por cada 1.000 habitantes) a 2.2.
  • El mercado de la vivienda es radicalmente diferente hoy del conocido a principios de la pasada década: la vivienda protegida ha pasado del 20% de cuota de mercado a casi el 65% y la vivienda libre ha pasado del 80% a poco más de 35%.
  • Los años de la burbuja inmobiliaria fueron en Euskadi bastante menos lucrativos para el sector que en el resto de España.
  • En el epicentro de la crisis financiera y económica el sector vasco de la construcción ha sido prácticamente absorbido por la vivienda protegida y es un sector con menos pérdidas, quiebras, daciones en pago, créditos promotor subestandar, etc que sus homólogos de otras CC.AA.
  • Aparentemente puede haber problemas de suministro de vivienda nueva (menos de 3.2 nuevas viviendas por cada 1.000 habitantes y, de ellas, solo 1.1 son viviendas libres). Pero los stocks de vivienda libre terminada y no comercializada (más de 15.000 viviendas), vivienda protegida terminada vacía (adjudicada o sin adjudicar; de la que no hay estadísticas, pero que seguro que suman miles de unidades -me remito simplemente a mi experiencia de paseante urbano vitoriano) y vivienda usada privada vacia (casí 45.000, excluídas las de segunda residencia, según estudio del Gobierno Vasco de febrero del 2011), deben atemperar la anterior conclusión (puede que dispongamos de más de 75.000 unidades ya construídas y no utilizadas para ningún fin).

Parece este un tiempo mucho más propicio para comercializar (vender y alquilar), gestionar (rehabilitar y alquilar) y reutilizar el patrimonio inmobiliario privado y público ya existente que para construir nuevas viviendas (sean estas públicas o libres). Todo ello, por mucho que algunos interpreten los datos como una crisis de subproducción que debe ser combatida con nuevas producciones en grandes números de vivienda nueva libre y protegida (opción que a mi solo me parece objetiva y razonablemente justificada en algunas comarcas vascas y solo de forma moderada en cantidad y restringida en el tiempo). A futuro, además de promotores y constructores tradicionales, necesitamos como el comer gestores comunitarios y rehabilitadores profesionales.

Hacer ciudad es algo mucho más complejo que construir nuevas viviendas, pues de lo que se trata no es de viabilizar financiera y comercialmente un nomocultivo (vivienda libre nueva en propiedad plena), sino de ultrautilizar de forma eficaz y eficiente un tejido urbano que tiene que servir a las necesidades y anhelos de toda la ciudadanía, presente y futura, con todo lo que ello supone económica, ecológica y socialmente.

A pesar de que las entidades financieras parece que garantizan con su restricción del suministro financiero que no habrá grandes desarrollos inmobiliarios en los próximos meses/años (esa es quizás la parte buena, pues la parte mala es que no quieren financiar nada que tenga que ver con vivienda o urbanismo en ganeral -vivienda protegida, alquiler, rehabilitación, regeneración, etc-), estaría bien que todos reflexionaramos seriamente sobre lo que necesitamos en términos de mercado inmobiliario, servicio público, sector profesional, balance medioambiental y competitividad urbanay, todo ello, contextualizado a medio y largo plazo.

 

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