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DOCUMENTAL TVE: CASAS VACIAS, GENTE SIN CASA

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Recientemente Documentos TV de TVE ha empezado a emitir (primero a altas horas de la noche, después en prime time y ahora disponible en TVE A la Carta) dos grandes documentales sobre vivienda en los que me consta que llevaban meses trabajando.

Del primero, denominado CASAS VACÍAS, LAS NUEVAS RUINAS ya he hablado en un post anterior de este blog de sus muchas virtudes y de alguna de sus carencias. 

El segundo, y de momento último, se denomina CASAS VACÍAS, GENTE SIN CASAAsí como el primero se dedicó más al fenómeno físico (devastación del territorio y patrimonio físico ocioso e insostenible), este segundo se ha dedicado a las cuestiones sociales (millones de personas pobres mal alojadas o en la calle, a la vez que el contribuyente rescata con cientos de miles de millones de euros a bancos que desahucian a discreción).

Este segundo documental tiene la misma calidad que el primero, pero es mucho más arriesgado políticamente en la TVE de hoy en día.

No se deja casi nada en el tintero. El franquismo queriendo hacer propietarios hipotecados por motivos económicos, pero sobre todo políticos (de proleratios levantiscos a propietarios sumisos, Falange dixit). Las políticas públicas de vivienda, franquistas y democráticas, al servicio de la propiedad de vivienda libre, en vez de dedicadas al alquiler asequible, como ha ocurrido durante décadas en el resto de la UE. La burbuja financiera y sus damnificados, los más débiles. La reacción social a través de la PAH. La okupación, cada vez más frecuente en ciertas coronas metropolitanas españolas. Las opiniones de los expertos académicos. La apelación a otros modelos de gestión habituales y exitosos en la UE. Etc. En definitiva, un documental muy completo y muy valiente. Algo necesario en los tiempos en los que estamos de muerte de un régimen, cuando el siguiente aún es un non nato.

Sea como fuere, y como hice con el primer documental, algunos matices que me parece que deberían haber estado presentes de alguna manera en el documental.

En primer lugar, no todas las Administraciones Públicas españolas han hecho siempre mal las cosas en materia de vivienda. Soy muy partidario de estar atento a lo que se ha hecho bien durante décadas en otros lugares de la UE. Pero no creo que se deba despreciar prácticas de vanguardia en materia de vivienda que en este documental ni se han citado. Hablando de vivienda vacía y alquiler asequible me parece especialmente poco justificable la no mención a programas como Bizigune vasco, el Avalloguer catalán o (con todos sus defectos) la RBE estatal. Tampoco comprendo como no se ha citado el uso sistemático que del derecho de superficie se ha hecho en algunas CCAA (Euskadi) y ciudades (Donosti y Barcelona). Veo muy bien que se cite a mis admirados amigos de Sostre Civic y que se apele a la sociedad civil auto-empoderada en materia de vivienda. Esto es parte de la solución a nuestros problemas habitacionales. Pero no creo que, por omisión, se pueda descalificar toda la acción pública de las últimas décadas. O que la única acción pública reciente que se cite expresamente sea el ejercicio de potestades sancionadoras (Terrassa), necesarias, pero no suficientes. Llevo ya unos cuentos años defendiendo en este blog que la solución a nuestros problemas de vivienda necesitan de una buena combinación de buenas políticas públicas y sociedad civil que toma en sus manos una parte de su destino a través de entidades profesionales, sin ánimo de lucro, que trabajan por el bien común y que colaboran con la administración. Así que no soy sospechoso de ser solo estatalista y contrario a la acción de la sociedad civil en materia de vivienda. Ahora bien, debemos ser claros, las Administraciones Públicas españolas han actuado millones de veces en materia de vivienda, con algunas decenas de miles de buenas acciones. Y nuestra sociedad civil, hasta la fecha, no pasa de unas pocas centenas de actuaciones, no todas ellas loables al 100%.

Otra cuestión que he echado de menos en este documental es la cita a la conexión entre políticas públicas de vivienda y las sociales. Ambas están muy íntimamente ligadas o, al menos, deberían estarlo. Máxime en estos momentos de emergencia habitacional. No habría estado de más citas que algunas CCAA hoy tienen cajas de ahorros muy saneadas, políticas públicas de vivienda casi europeas, políticas sociales (que incluyen ayudas económicas para el pago de alquileres) genuinamente europeas y niveles de desahucios mucho menores que los que se dan de media en el territorio español en estos momentos. La política de vivienda no es solo económica. Tampoco solo social. Se deben combinar ambas perspectivas con la territorial y medioambiental. Y en este documental alguna mención se tendría que haber hecho a la necesaria buena mezcla entre políticas de vivienda y políticas sociales: housing first, alquiler asequible, ayudas y servicios sociales, itinerarios de insercción laboral, etc.

Y finalmente, otro matiz que sería bueno haber introducido para ayudar a evitar que en el futuro haya una nueva burbuja devastadoras, es que la responsabilidad no solo ha sido del mercado financiero (la primera y más grande) o de la política y el estado (la segunda y no menor). Muchos ciudadanos se sobre-endeudaron y tenían conocimientos suficientes como para saber que su comportamiento estaba siendo muy arriesgado en términos económicos. No estoy hablando de la parte de la población con menos renta y preparación. Sino de ciertas clases medias con recursos económicos e intelectuales suficientes como para haberse comportado de una manera más racional. Para mi esta tercera responsabilidad es la menor. Pero a futuro necesitamos que la población haga una revisión crítica de sus pasados hábitos de consumo y endeudamiento. Pues, en caso contrario, corremos el riesgo de que cierta gente, pensando que la culpa ha sido solo de banqueros y políticos, se comporte en las próximas décadas de una manera que favorezca la creación de la próxima burbuja de cemento, ladrillos, hipotecas, rescates bancarios y desahucios.

Sin perjuicio de todos estos matices, mi más sincera enhorabuena a Marisol Soto Romero, la cabeza del equipo que ha producido estos dos magníficos documentales que hacen que uno se reconcilie, aunque sea parcialmente con la TVE como servicio público. 

 

 

 

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