La semana pasada el programa Salvados dirigido por Jordi Evole se dedico a la vivienda. Yo tuve un pequeña intervención al principio del mismo.

El programa (aquí se puede ver íntegro y esta es la etiqueta que se utilizo en Twitter #DerechoATecho) tuvo tres partes bien diferenciadas:

• La historia poco honorable de la política española de vivienda.
• La vida en el seno de una ocupación irregular realizada por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (en su terminología, una recuperación de viviendas vacías de la banca rescatadas con dinero público).
• Y la política de vivienda austriaca y sus efectos positivos efectos en la ciudad de Viena.

El objetivo del equipo de periodistas que trabajó en este programa no era otro que dar lugar a una especie de terapia de shock: vean ustedes a que devastadores efectos sociales, económicos y medioambientales hemos llegado con nuestra política pública de vivienda (vivienda protegida en propiedad, descalificable y con hipoteca, al servicio de bancos, PIB y empleo) y comparen ustedes con lo alcanzado por los vieneses (una sociedad rica, como la nuestra, en la que el problema de la vivienda no está resuelto al 100%, pero casi).

A mi el programa me pareció bueno. Básicamente porque creo que consiguió lo que se proponía: contrastar los resultados de ambos modelos, con datos, pero también con la vertiente humana de los dramas y las seguridades de ambos modelos.

También me pareció muy interesante que se mostrara con total y absoluta naturalidad que hay estados de la UE en los que la vivienda en las áreas metropolitanas relevantes se ofrece de la siguiente manera:

• Cerca de un tercio por el estado (vivienda pública de alquiler)
• Al menos otro tercio más, por entidades privadas sin ánimo de lucro o con ánimo de lucro limitado (compañías que gestionan vivienda en alquiler asequible o cooperativas en régimen de cesión de uso y que reinvierten sus beneficios en su propio fin, sin que quepan procesos especulativos).
• Y el resto, tan poco como menos de un tercio, por empresas privadas con ánimo de lucro que reparten dividendos entre sus accionistas en caso de tener beneficios.

No se mostró, pero se sugirió, que este modelo se basa en un esquema similar de banca (pública, privada cooperativa y privada mercantil) del que, a día de hoy, no disponemos entre nosotros.

Durante muchos años he oído todo tipo de bromas cuando se ponía de relieve en un debate la existencia de otras políticas públicas y otra acción de la sociedad civil en materia de vivienda. Habida cuenta del desastre que hemos generado en España, las bromas son cada día más minoritarias (aunque aún se dan).

Ahora que parece que vamos dejando de lado la chanza, lo que nos queda es la convergencia con las mejores prácticas en materia de vivienda asequible en la UE. No es tarea fácil. Pero no es, en modo alguno, tarea imposible. Si hay voluntad social y política. En nuestras manos está.