"LOS DERECHOS HUMANOS NO SE NEGOCIAN"
Ada Colau, Madrid, Congreso de los Diputados, 5 de febrero de 2013
Esta semana el Congreso de los Diputados, en contra de su tradición reciente, ha sido el templo del debate político. No se lo debemos a ningún partido, sino a la sociedad civil. En esta ocasión, representada, al menos en parte, por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, que habló a través de mi admirada Ada Colau.
El Congreso de los Diputados convocó a seis "expertos" (algunos lo eran y otros en modo alguno) en materia hipotecaria, en el marco de varios debates parlamentarios que deberían conducir a la reforma de la legislación española en esta materia y otras conexas con el reiteradamente violado en España derecho constitucional al acceso a una vivienda digna.
Por decirlo suavemente, se ha montado bastante revuelo porque una activista de los derechos humanos, dialécticamente bien dotada y que conoce de primera mano el problema tratado desde casi todos sus ángulos, les ha dicho a sus señorías las verdades del barquero. Ya se sabe que cuando el rey está desnudo, ni es muy frecuente que se lo digan, ni este tiene mucho interés en que se le hable de su desnudez. Pero:
- Verdad es decir que en España no hay políticas de vivienda asequible y digna que merezcan ese nombre.
- Verdad es decir que los poderes públicos han trabajado durante décadas al diktat de las entidades financieras.
- Verdad es decir que en España durante muchos años la gente normal no ha podido escoger entre hipotecarse o no hacerlo.
- Verdad es decir que las dinámicas especulativas han creado un descomunal problema de sobreendeudamiento hipotecario.
- Verdad es decir que nuestra legislación en materia hipotecaria está más próxima a la Inquisición que a un Estado Social y Democrático de Derecho.
- Verdad es decir que es inhumano, injusto y socio-económicamente estúpido rescatar a la banca privada de sus locuras inmobiliarias con dinero público y no rescatar a los damnificados de la burbuja inmobiliaria.
- Verdad es decir que no es explicable entre nuestros socios de la UE que seamos uno de los países con más viviendas vacías de Europa (y menos viviendas sociales de alquiler) y, a la vez, cerca de medio millón de familias vayan a sufrir un desahucio en un contexto en el que hay seis millones de parados ...
En fin, que la Plataforma de Afectados por la Hipoteca le ha cantado las cuarenta a nuestro partidos políticos mayoritarios y estos se han sentido muy ofendidos.
Pues bien, yo suscribo palabra por palabra el analisis, las propuestas y las exigencias de mínimos de la PAH explicitadas esta semana en sede parlamentaria (se puede seguir el debate, entre otros muchos, en este link).
Es decir, en lenguaje de la calle:
- Ni una familia pobre más enviadas a la calle en este contexto de recesión económica.
- Ni una sola muerte civil de personas que pierden su vivienda en un proceso de ejecución hipotecaria.
- Y utilicemos las viviendas vacías en manos del Estado y al banca que recibe ayudas públicas para dotar un parque de alquiler social que, en primer lugar, acoja a los daminificados de la burbuja inmobiliaria
Comentario aparte merecen las manifestaciones tipo "virgen vestal violada" proferidas por varios diputados, liderados por el Presidente de la Comisión en la que se produjo la comparecencia. Al parecer la dialéctica político-parlamentaria, en estos momentos de emergencia humanitaria, no permite llamar a alguien criminal (especialmente, después de que éste provoque afirmando que la legislación hipotecaria española es buena, incluso mejor que algunas de nuestro entorno, estándo aún calientes los cadáveres de varios suicidados). No creo que haga falta ser penalista para saber que tal expresión, en el marco de una sesión parlamentaria o de cualquier debate político, no tiene encaje en el código penal. Es claro que no se está imputando directamenten un ilícito penal. Sino que se está haciendo un alegato sobre los resultados materiales de una acción lobística y una legislación. Acción y lesgislación que, por otra parte, es innegable que matan.
No es de recibo que el Presidente de la Comisión le diga a una compareciente que ha sido "cordialmente invitada por el Congreso", como si fuese una dádiva que el soberano representado de vez en cuando se mezcle con el no soberano representante. No es propio de un sistema democrático que se afirme que "los grupos parlamentarios representan al 100% de los españoles" si con ello se quiere sugerir que la sociedad civil se debe limitar a dar vocecitas en las manifestaciones, recoger firmitas y soportar estoícamente los rigores de la crisis. No acabo de comprender como el Presidente de una Comisión del Congreso de los Diputados puede salir tan descaradamente en defensa de un representante de la banca, tildando de ominosas ofensas afirmaciones políticamente discutibles, pero que deben ser respetadas cuando provienen del pueblo sufriente. Y lo que ya no tiene nombre es que sus Señorías se sientan amenazadas cuando se les dice que se les va a marcar en función de su comportamiento como legisladores, aclarando de forma expresa, clara e inequívoca que el marcaje será no violento y democrático (similar al que se ven sometidos los cargos públicos en el mundo anglosajón). Muchos diputados españoles sufren en exceso por los problemas de la banca a la que socorren generosamente con el dinero del contribuyente que se queda sin servicios públicos esenciales, se tienen demasiado aprecio a si mismos, no acaban de comprender su función de representantes democráticos, creen que en ellos se acaba la política y son descaradamente insensibles con el sufrimiento de los representados damnificados de la burbuja inmobiliaria que ellos permitieron, cuando no promovieron.
La pelea continúa, pero cada vez es más evidente que capas abrumadoramente amplias de la sociedad española simpatizan con las cosas que dijo Ada en nombre de la PAH y se ofende con las cosas que dijo el representante de la banca española. Aunque solo sea por cálculo electoral, espero que los partidos mayoritarios entiendan, esta vez, que no se puede servir a dos señores. Por muy bien que pague uno de ellos. Pues el otro somos todos los hoy presentes y los que vendrán en el futuro.
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