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LOS PLANES DE SALVAMENTO DE LA BANCA OCCIDENTAL ASCIENDEN A MAS DEL 25% DEL PIB DE LA OCDE

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La semana pasada leí un dato que debería conmocionarnos, pero ha pasado sin pena ni gloria. Al parecer, entre un 30% y 25% del PIB de los países más desarrollados del mundo ha sido puesto a disposición de bancos, cajas y demás instituciones financieras para que saneen el sistema financiero mundial. En el caso de España la cifra es superior al 30% de nuestro PIB. La noticia no proviene de fuentes intelectualmente opuestas a las instituciones financieras o tendentes a exagerar en esta materia. Es más, los datos se deducen de informes de los muy "respetables" Comisión Europea y el FMI (entre otros el informe previo a la reunión de ministros de economía de los países del G-20). Aunque la noticia se puede leer también en fuentes más "subversivas".

Mas de 1 de cada 4 euros de la riqueza de los países más desarrollados del mundo ha sido puesta en manos de banqueros y financieros para que reparen el daño que ellos mismos han hecho y con el que se han lucrado hasta extremos desconocidos en la historia de España. Repito, 1 de cada 4 euros del PIB. Por si no ha quedado claro, insisto, 1 de cada 4 euros de la riqueza nacional de lo más granado del planeta. Una cantidad de gasto público que no habíamos visto en nuestra vida dedicada a un solo fin y de forma sincrónica por todos los estados occidentales. El gasto público de la guerra de Irak, la que Stiglizt llama la guerra del trillón de dólares, es un gastito de nada comparado con esto. Y para que nos hagamos una idea, los estados occidentales se van a gastar más en recates bancarios y financieros que en gasto social durante muchos años. Pero todo esto no merece más que un marginal espacio en los "medios de comunicación".

No parece que los países desarrollados sean muy desarrollados: les roban y acto seguido se dedican a financiar a los enriquecidos ladrones para que arreglen los efectos de su propio robo y se hagan aún más ricos. Más que países desarrollados parecen países estúpidos (incentivan el latrocinio). Si añadimos que, además de lo anterior, ahora hay que recortar todo el gasto público social, precisamente por habernos gastado el dinero en salvar bancos, la conclusión no tiene que ver con la estupidez de los países, sino con su oligofrenia supina.

Pero no nos engañemos, solo somos idiotas y muy cándidos los contribuyentes en particular y la ciudadanía en general (nos van a robar dos veces por el mismo concepto -una por el hiperapalancamiento y otro por el desapalancamiento-). Las instituciones financieras y los gobiernos occidentales son muy inteligentes y extraordinariamente cínicos (consiguen robar dos veces por el mismo concepto, habiendo migajas del tamaño del Taj Mahal para todos los subalternos políticos y cooperadores necesarios neoliberales, democratacristianos y socialdemócratas).

Mientras todo este robo tiene lugar, la gente sumisa y con miedo en sus casas. O la ciudadanía adopta un rol activo o no hay nada que hacer, seguirán los ajustes sobre las clases populares para pagar los desmanes del sector financiero.

 

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